No es lo que ves… sino cómo lo ves

Las personas que miran programas de televisión lo hacen no sólo desde su lugar favorito, sino desde su propio punto de vista. Es decir, desde su contexto personal (su formación, educación) y miden lo que ven con la escala de sus valores.

Lo que a una persona le disgusta, bien puede ser disfrutado por otra persona. Lo que una busca, otra lo ignora. Lo que distrae a alguien, es considerado superficial por otra, cada una ve lo que quiere ver.

Por lo tanto… no es lo que vemos, sino cómo lo vemos. No son los programas en sí los que tienen valor o carecen de él, son los televidentes los que les otorgan o les quitan valor de acuerdo con su preferencia personal.

La educación que cada persona recibió y la autoeducación que se procura cada día, determinan qué tipo de programas seleccionará.

Así como no hay una sola verdad (cada persona posee una parte de la verdad), tampoco existe un tipo de programa ideal, porque dependerá de “a quién” le preguntes qué tipo de programa es ideal.

Si observamos la programación de los canales nacionales, nos daremos cuenta que hay de todo para todos. Ningún canal es alternativo al otro, todos tienen una programación similar.

Sin embargo, los televidentes identificarán (subjetivamente) al canal de su preferencia, no por los programas que ven, sino por “cómo” los ven.

Por lo tanto, la batalla de los canales de TV por conseguir mayor audiencia es en realidad una guerra de “percepciones”, donde los productores que sepan leer las necesidades de un público determinado, podrán tener éxito… aunque relativo, debido a que es imposible conquistar todas las preferencias y a todos los públicos.

(*) Director ejecutivo de Xperticia. Empresa de Capacitación y Asesoramiento en Comunicación. (Sigue a Gabriel Astorga y Xperticia en Facebook)