Una amenaza de bomba anunciada a través de una llamada telefónica demoró unas dos horas el comienzo del partido entre Huracán y River Plate en el estadio Tomás Adolfo Ducó. Esta alerta generó el desalojo del estadio una hora y media antes de la hora prevista para el pitido inicial y su reprogramación para hoy luego de la inspección del estadio por parte de un comando antiexplosivos.
“Seguro fue una broma de mal gusto de alguien que no quiere a Huracán”, declaró a la televisión el vicepresidente del club local, Luis Sasso.
Al mismo tiempo tanto el presidente del anfitrión, Alejandro Nadur, como su par de River, Rodolfo D’Onofrio, coincidieron en esperar el trabajo de las fuerzas de seguridad y postergar el inicio del encuentro por la seguridad del público en general.
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