Lula, Lula, ¿qué estás tramando?

Bajo un epígrafe parecido, hace dos años publiqué dos artículos que presagiaban el destino de Luiz Inácio Lula da Silva, cuando ya se vislumbraba el hundimiento de los sistemas populistas instaurados por él y su compinche Fidel Castro, bajo la égida del Foro de Sao Paulo.

Hoy, un tribunal de segunda instancia, no sólo ratificó la condena de nueve años impuesta al expresidente por el tribunal de primera, sino que la aumentó a doce años, alejando cada vez más sus pretensiones de candidatear nuevamente a la presidencia del Brasil, lo que motivó que este obstinado tornero diga: “no quieren que sea candidato porque cuanto más me acusan y me persiguen, más subo en las encuestas”, imitando a un político paceño que, equiparándose al río Choqueyapu, exclamó: “Cuanto más excremento me echan, más crezco”.

Aún guardamos en nuestra memoria las enseñanzas que Lula, con aire quijotesco, un día de enero de 2009 vino a impartir a nuestro mandatario, imitando uno de los consejos a Sancho, cuando asumía el gobierno de la isla Barataria: “Evo, en este momento tú tienes que dar los grandes ejemplos, con la humildad que tienes, la mejor arma para enfrentar la adversidad es la paciencia, el no jugar el juego de los adversarios, el no pelearse con la prensa y no hacer política a través de los medios”. Se supone que los medios a los que se refería y que estaban contemplados en esta sabia conseja eran los económicos, ya que aquellos eran los que vino a materializar, enjaezado con una guirnalda de coca que lo pintaba como “El Señor de los Cielos” dispuesto a partir el Tipnis de un tajo y convertir esa arteria, como señaló el exdiputado y canciller brasileño José Serra, “la carretera de la cocaína” que envenenará al Brasil.

En el caso que ahora nos ocupa, la impaciencia fue precisamente la que traicionó al maestro tornero; su angurria de poder; su fiebre de poseer bienes materiales, y el fácil alcance de ese mundo de frivolidad que demagógicamente rechazaba. Ello supuso alquilar las uñas e inmiscuirse en los más inicuos actos de corrupción, que son la base por los que está siendo encausado y que están haciendo metástasis en varios países de la región, a través de empresas del más ortodoxo capitalismo como: Oderbrecht, OAS y otras que planearon y construyeron obras con coimas y sobreprecios exagerados y que ahora son investigadas por las autoridades judiciales. Es ahí donde radica la famosa diferencia entre los derechistas y los izquierdistas, ambos aman la plata, con la diferencia de que los primeros saben generarla y reproducirla y los otros sólo atinan a gastarla.

Curiosamente, la misoginia y procacidad contra las mujeres es un denominador común que estandariza a estos rufianes socialistas como Lugo, Maduro, Ortega, Correa etc. Como cuando Lula invoca la defensa de las mujeres de su partido para que se manifiesten contra el Fiscal que lo imputa: “¿Dónde están las mujeres de clítoris duro de nuestro partido?” Finalmente, su velada amenaza de gallo viejo, dirigida a amortiguar su caída: “soy como la víbora que apenas le cortaron la cola, pero la cabeza sigue viva”. Quizás en ello tenga razón, le cortaron un dedo y le crecieron las uñas. Ahora se trata de impedir su retorno preguntándole por enésima vez, Lula, Lula, ¿qué estás tramando?