Y… ¿por qué un Estado de Derecho?

Tenemos en marcha una serie de interpelaciones a las autoridades nacionales, las mismas que no serán efectivas. Es hora para que la Asamblea Nacional, con la ley en la mano, garantice y desarrolle las libertades propias del pueblo de Bolivia.

PONER LAS COSAS EN SU LUGAR

El Parlamento tiene los medios para ejercer el poder legislativo, sobre todo para controlar al ejecutivo y tomar las decisiones que le incumben sobre el plano nacional. Así establece el Art. 158 – 18 de la Constitución. Poner a cada quién, en su sitio. En efecto, se ha tenido el escándalo del Banco de la Unión, por una cantidad aproximada de 37 millones de dólares; la Ministra de Salud que no supo solucionar el paro médico de hace pocos días no fue motivo de una censura. Más y contrariamente, tanto la asamblea como el ejecutivo se dan a la tarea de pedir satisfacciones públicas a los medios de información. De esta manera vemos -todos los días- destruir las reglas básicas de nuestro sistema democrático.

Por otra parte, en vano la ley determina que cada cámara determinará libremente su reglamento interior, sus reglas de funcionamiento, la competencia y la duración de las comisiones, con poderes amplios, cuando se ve todos los días que las cámaras actúan de total consuno en perjuicio del Poder Judicial.

Por estas razone simples el Estado de Derecho basado en la correcta aplicación de la ley, debe trabajar poniendo a cada quién en su sitio.

¡LA LEY MERECE NUESTRO RESPETO!

Y lo afirmo categóricamente. La lección que fluye del “Código de Sistema Penal” es que toda norma tiene un profundo contenido sociológico. Por otra parte, el artículo 158 es un mandato del pueblo que está escrito en su Constitución; y si se quiere mejor, el Art. 158 es una línea de fuerza de la mentalidad colectiva. Por estas razones que anteceden, un buen gobierno por encima de todo debe preservar el imperio de la Ley, como la piedra angular de la democracia, el respeto a los partidos políticos (pluralismo) y al principio básico de la soberanía nacional que pertenece a la ciudadanía. La Paz -a este respecto- es suficientemente activa, asume la responsabilidad sin mayor demora, ante los grandes desafíos existentes delante de nuestras puertas; ella en materia organizacional, pondrá orden en su sistema de transportes que excluye el interés general. Preparará a la gente ante posibles crisis futuras y convierte a una ciudad moderna en un sitio abierto a las mejores atracciones. Hay que seguir avanzando con valor en un mundo que destruye las reglas básicas del sistema democrático.

Mientras tanto, adviértase que con todo lo que acontece, nuestras instituciones siguen siendo peligrosas. En este sentido, ¿quién pidió la elaboración de todo un Código Penal? ¡Nadie! Por lo mismo, un esfuerzo compartido para avanzar en una política de control parlamentario debe ser ejecutado sobre el ritmo y las condiciones de ejecución, principalmente del Poder Ejecutivo; ya que la ley permitirá apreciar realmente la gestión pasada de todo gobierno. En consecuencia, ya llegará el momento de la presencia de un Estado de Derecho, donde la seguridad jurídica prevalezca. Bolivia es una democracia y quién lo niegue, MIENTE.