The New York Times
El periódico estadounidense The New York Times le dedicó un amplio reportaje al presidente Evo Morales y su intención de repostularse de forma indefinida para continuar en el Gobierno. Empezando por el testimonio de un ciudadano boliviano que en un principio le apoyó y ahora rechaza su continuidad, el medio estadounidense retrató la visión de los bolivianos sobre la política interna.
“Cuando René Paucara tenía 46 años, en 2005, votó por Evo Morales, y contribuyó a que resultara electo como el primer presidente indígena de Bolivia.
A sus 56 años, Paucara, quien trabaja como portero en El Alto, la segunda ciudad más grande de Bolivia, volvió a votar junto con la mayoría de sus compatriotas en el referendo de 2016 para rechazar que Morales pudiera postularse a un cuarto mandato.
Ahora, Paucara dice que está furioso: “Morales ha dicho que se postulará de todos modos, ayudado por sus aliados en los tribunales que cambiaron las reglas de los mandatos argumentando que eran injustas para el presidente de izquierda que ha moldeado a Bolivia durante sus doce años en el poder”.
Paucara teme que si el mandatario vuelve a ganar el próximo año, muy probablemente estará encaminado a quedarse en el cargo de por vida, sin intenciones de entregarle el mando a ningún sucesor.
“Dijo que gobernaría escuchando al pueblo, pero ya no es así”, dijo Paucara sobre Morales desde la entrada del edificio donde trabaja. “No es no”, dijo refiriéndose a los resultados del referendo.
La decisión de Morales de seguir gobernando tiene eco en varios países de la región, donde las democracias que se veían estables ya no lo parecen tanto. En Ecuador se han revelado diversos escándalos de corrupción; Brasil vive las consecuencias de la destitución de la anterior presidenta, y en Perú hubo un intento fallido para remover al presidente del cargo.
“Es innegable que estamos comenzando a ver tendencias autoritarias en algunas partes de América Latina de dirigentes que no terminan de soltar el poder”, dijo Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales en la Fundación Getúlio Vargas, en São Paulo, Brasil. “Ahora no se limita ni a la izquierda ni a la derecha”.
Ben Raderstorf, analista de Diálogo Interamericano, una organización de políticas públicas con sede en Washington, dijo que la región se ha visto afectada económicamente por el estancamiento de los precios de bienes primarios como el petróleo o los minerales y esa situación ha incidido en que los mandatarios aspiren a mantenerse en sus cargos.
“Cuando las economías cayeron en una espiral, la maquinaria política intentó aferrarse a lo que estuviera a su alcance”, dijo Raderstorf.
Antes de que los electores votaran en contra en el referendo y le dijeran a Morales, de 58 años, que es momento de retirarse, ya lo habían apoyado en tres elecciones consecutivas. Eso produjo un periodo de estabilidad gubernamental en un país que algunos políticos consideraban ingobernable porque había tenido cinco presidentes en los cinco años previos a la toma de posesión de Morales, en 2006.
Morales forma parte del grupo de dirigentes latinoamericanos de izquierda que ascendió al poder durante una época de precios altos en las materias primas. Al inicio de su mandato se centró en atender la desigualdad histórica en Bolivia, una de sus promesas de campaña. Fue estricto con las empresas extranjeras de energía para que compartieran un mayor porcentaje de sus ganancias con el Estado e invirtió los dividendos en educación y atención a la salud, al tiempo que modificaba la Constitución para acelerar las reformas.
Morales, exlíder sindical de los cocaleros, viajó por todo el país enalteciendo sus raíces indígenas. Construyó una red de teleféricos en la capital, La Paz, con lo que conectó a la periferia pobre de la ciudad con las zonas donde se concentran los empleos. Para 2012, la tasa de pobreza se había reducido más de la mitad respecto a los niveles de la década anterior.
Según algunos funcionarios de alto nivel de La Paz este no es el momento de interrumpir una presidencia que ha sido productiva por un tema de límites a la cantidad de mandatos que surgen de lo que, según ellos, son cuestiones meramente técnicas.
“Una dirigencia histórica no funciona en ciclos cortos”, dijo Gabriela Montaño, presidenta de la Cámara de Diputados de Bolivia e integrante del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS). “Simplemente no hay un líder en Bolivia como Evo Morales”.
Desde su oficina en la legislatura, Montaño señaló que casi la mitad de los escaños en el senado boliviano están en manos de mujeres y que su propio ascenso a una posición de poder habría sido imposible con cualquier otro presidente. Mencionó el caso de Alemania, una democracia en la que la actual canciller, Angela Merkel, asumió el cargo antes que Morales y sigue ahí; en estos momentos intenta formar un gobierno de coalición después de participar en su cuarta elección. “Me parece que como bolivianos tenemos el derecho de reelegir a la gente como queramos”, dijo.
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