El presidente del Estado Plurinacional, el día de posesión a dos nuevos ministros y ratificación de los demás, en su alocución dijo que del exterior le habían llamado diciéndole que su gobierno fue el “mejor gobierno de la historia”, seguramente de boca de los señores Castro, Maduro y Ortega, trío de dictadores que aún perviven en nuestra América Latina.
La sentencia expresada por el primer mandatario del Estado resulta, una vez más, un desconocimiento absoluto de la historia de nuestra Patria, pues al decir que su gobierno, que todavía no acaba, fue el mejor de la historia, desconoce, entre muchos gobiernos, al del mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana, que en el Siglo XIX organizó el Estado, de tal manera de convertirlo en una potencia en la región, hasta la creación de la Confederación Perú-Boliviana, que despertó la envidia de algunos países vecinos, como Chile y Argentina que atacaron militarmente a la Confederación. Ese gobierno nos dotó de un ordenamiento legal único en América, de una hacienda pública rica en recursos y de un aparato militar respetable.
También el presidente del Estado Plurinacional desconoce al cuatro veces presidente Víctor Paz Estenssoro, que lideró uno de los procesos revolucionarios considerado entre los más importantes de América y el mundo, que tomó las medidas más revolucionarias de nuestra historia, de tal manera que una fue la Bolivia de antes de 1952 y otra la posterior. Además Paz Estenssoro fue nominado por la opinión pública entre los grandes personajes de la historia (l972).
Los gobiernos liberales de principios del Siglo XX tuvieron su cuota de aporte a la construcción difícil de nuestro país, no solo cercado por las ambiciones políticas internas, sino por el acecho de los países vecinos, interesados en nuestras abundantes riquezas naturales, que nos costó más de la mitad del territorio con el nacimos como Estado independiente de la colonia hispana, incluyendo nuestra costa marítima.
Lo que habría que decirle al presidente candidato que nos gobierna ya por dos sexenios es que la historia, como “madre de los pueblos”, según expresó Napoleón, da su veredicto y juzga a los gobernantes y sus regímenes de gobierno, luego de una perspectiva de por lo menos dos décadas de un hecho histórico, tiempo en el cual los sentimientos dejan campo al análisis desapasionado y sereno de los historiadores y la opinión general.
El discurso fácil del gobierno de “por primera vez”, resulta, pues, eso, el facilismo de atribuirse todos los supuestos actos de gobierno inéditos, cuando en verdad mucho de lo que se atribuyen, ya fue realizado antes, como los bonos a sectores sociales y sus medidas de inclusión social, que ya se efectuaron en la Revolución Nacional, aunque es de justicia reconocer que ahora las acentuaron, aunque con un carácter demagógico.
El actual gobierno sí fue el primero, como nunca antes en la historia, en recibir recursos económicos millonarios, debido a la elevación de los precios de los “comodities”, minerales e hidrocarburos, recursos con los que se pudo realmente cambiar el país, pues seguimos siendo una sociedad pobre (aunque hayan bajado algunos índices de pobreza extrema), dependiente de los precios internacionales de las materias primas que poseemos.
No debemos olvidar la sentencia que reza: “alabanza en boca propia, es vituperio”, y en consecuencia nada mejor para los gobernantes que esperar el veredicto de la historia sobre sus actos de gobierno, y procurar que los que se tome en el poco tiempo que todavía les queda de ejercicio del poder, estos estén revestidos de patriotismo y renunciamiento a las ambiciones desmedidas de poder, que han sido en nuestra historia uno de los males que más nos ha afectado como sociedad organizada en Estado.
El autor es abogado y politólogo.
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