Crítica de cine
El cinéfilo Marco Antonio Barrón Márquez realizó una crítica de la tercera parte de la película estadounidense “Maze Runner” de Wes Ball que actualmente se proyecta en las salas de cines bolivianos. El experto destaca el emocionante juego de escape de un laberinto.
CRÍTICA
“Maze Runner” es la tercera parte de una serie de tres películas sobre un mundo post apocalíptico, esta última parte poco tiene que ver con la carrera de la muerte de las anteriores; emocionante juego de escape de un laberinto, en el que no se podía perder más que la vida; da lugar, ahora, a enfrentarse con un sistema no menos laberíntico, con un enemigo difuso, financieramente poderoso, de infranqueable estatus, rigurosamente compartimentado: los de arriba, asépticos, en entornos metálicos, de tonos que van del blanco purísimo al negro, luz blanca y brillante igualmente y paredes decoradas con cuadros del Expresionismo Abstracto.
Los de abajo, en interiores cálidos, luz solar e imágenes católicas (¿mejicanos?) en los muros.
La historia; ahora, al enfrentarse el grupo a una fuerza superior a las trampas de un laberinto y sus monstruos toma un sesgo sicológico como detonante de la acción.
“Maze Runner” nunca tuvo aceptación plena en la taquilla, quizás porque, si bien la idea del escape de un laberinto por un grupo de adolescentes es estupenda; la comedia de felices casualidades, la caballería que siempre llega a tiempo, con una leve falta de respeto a la inteligencia de la platea, mayoritariamente de entre 10 a 20 años, a quienes va dirigido el filme, echa por tierra una idea digna de mejor suerte.
Ball, por otra parte, es ya un maestro del montaje y del suspense, luego de haber dirigido las dos anteriores, sólo superado, tal vez, por el cine de terror y poco más.
Así pues, “Maze Runner” es un buen pretexto para salir una tarde de domingo.
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