Papa condena todo crimen contra la mujer

El papa Francisco, en su visita al Perú, expresó mucha preocupación por los crímenes que son cometidos contra la mujer (él también utilizó el término “feminicidio” que, según Academia de la Lengua es “asesinato de la mujer por razón de su sexo”) y que son muchos en el continente. Expresó: “Sin las madres y las abuelas qué sería de nuestra vida”. Esta frase expresa el fondo de amor y comprensión que debería inspirar la mujer que no debe ser más víctima de violaciones, abusos, discriminación, golpizas y hasta asesinatos.

Muchas veces, en todos los medios de comunicación se ha sostenido que el crimen contra las mujeres solo es cometido por hombres cobardes y sin virtudes y principios, que es un delito debido a complejos y carencia de valores por parte de hombres que se creen superiores y con mayor capacidad para el trabajo y para hacer frente a todos los desafíos de la vida, cuando la realidad muestra que la mujer es superior en fortaleza espiritual, en capacidad para adquirir una profesión o un oficio, para el desempeño ejemplar en la vida y crianza de los hijos y para enfrentar cualquier desafío que se les presente.

Las condenas del Vicario de Cristo son siempre oportunas y la referencia a crímenes cometidos contra la mujer también se refieren a la práctica del aborto a que son sometidas y que, en sus consecuencias, afectan y dañan a su salud por el hecho de que su cuerpo ha sido maltratado y hollado por la realización del aborto.

Lo lamentable es que cuando hay conocimiento de abusos, maltratos, violaciones y carencia de respeto a la mujer, no siempre hay las denuncias pertinentes sea por miedo, prudencia o simple temor a represalias posteriores. Muchas mujeres que son vejadas inmisericordemente, debido a las amenazas callan todo lo sufrido por la insanía de maridos o compañeros que son machistas cobardes.

El gobierno, tomando conciencia plena del grave daño que se causa a la sociedad en general por la ola de crímenes contra las mujeres, debería adoptar medidas punitivas muy severas contra quienes, al margen de maltratar de palabra a la mujer, llegan a extremos como la violación y el asesinato. No corresponde que se siga con las políticas del “dejar hacer y dejar pasar” que es lo más negativo cuando se trata de defender la integridad, los derechos y la dignidad de la mujer, que es lo más sagrado para cualquier hombre.