Amiga facilita rescate

Pamela Salinas (nombre ficticio), era una amiga muy cercana a Juana y, un día pasando por una calle ambas coincidieron en un mismo punto. Tal fue la sorpresa de Juana de encontrar a su gran amiga que rompió en llanto.

Pamela escuchó todo lo que Juana le contaba sin poder creerlo. Luego de enterarse la violencia por la que Juana atravesaba todos los días, comprendió que esa era la razón por la que Juana había “desaparecido” durante varios meses.

Inicialmente la familia de Juana se comunicaba con ella cada vez que ella llamaba, sin embargo, dichas llamadas eran “muy cortas”, Juana sólo hablaba con su madre para decirle “estoy bien”, pero cuando la madre le preguntaba “¿dónde estás?”, ésta sólo respondía “tengo que colgar”.

A las dos semanas, Pamela no podía soportar la idea de permanecer callada y acudió a la red social Facebook, en la que pudo contactar a una prima de Juana, la familiar no tardó en lograr un acercamiento de la víctima con su familia y luego de tres semanas los hermanos de la víctima lograron retirar, por la fuerza, a su hermana del departamento.

La escena del encuentro no quiere ser relatada por los padres, debido a que no pueden expresar lo que sintieron en esos momentos, después de enterarse las razones del alejamiento de su hija.

ANTECEDENTES

Hace bastantes años atrás esta pareja eran compañeros de colegio, incluso llegaron a salir juntos de una misma promoción, al pasar el tiempo ambos mantuvieron la amistad.

Tras casi veinte años de alejamiento físico, volvieron a reencontrase, en esta oportunidad él: ya era un hombre en proceso de separación de un matrimonio que no funcionó y, una autoridad en un municipio; ella: era una mujer activista que realizaba labores para prevenir acciones de todo tipo de violencia y ayudar a quienes lo necesiten mediante charlas para “subirles el ánimo”.

Inmediatamente después de verse, ambos creyeron que el reencuentro podría significar una nueva oportunidad para iniciar una relación sentimental. Por lo que comenzaron a salir juntos.

MIEDO

Tanto la familia como la víctima reconocen la existencia de leyes que los protegen, sin embargo ninguno quiere dar a conocer esta situación a la Policía porque consideran que el cargo público en el que se encuentra este sujeto a quien denominamos Pedro Pérez, podría terminar haciéndoles daño a todos menos a él.

Finalmente la familia acudió a un experto profesional para que colaborara con la situación, quien les explicó que la mujer sufre de síndrome de Estocolmo, una enfermedad que consiste en “amar a tu agresor”.