Es ilustrativo para todos conocer y enriquecer nuestro conocimiento sobre la mita de Potosí, pues fue un hito histórico con trascendencia mundial por la explotación inmisericorde del mineral plata. Desde 1545, cuando se descubrió el cerro de Potosí, han discurrido ríos de escritos en pro y en contra de la mita.
Lo que se puede extraer, como fundamento inicial, es que en las diversas interpretaciones siempre han prevalecido las voluntades y las voces de interés por la codicia de la plata, que las voces de la humanidad. Victorian de Villalba, que realiza unas enjundiosas cogitaciones interpretativas de la mita, nos da pie para recoger este pensamiento, naturalmente realizando un análisis comparativo con otras voces, para no dar por veraz o sentado lo que expresa el autor, que abriga la intención de que sus interpretaciones nada podrían añadir a los volúmenes escritos. Empero esa impertinencia histórica, como el mismo la califica, podría salvarse si logra transformar en dudosas las concepciones que se asumían como verdades, además de esclarecer otras que se fraguaba como dudosas.
Se concibe generalmente que siendo el trabajo de las minas de utilidad pública y constatada la indolencia de los indígenas como incontestable (a riesgo de error, para no derivar en anacronismo, interpretamos indolencia como fortaleza y resistencia del indígena al trabajo duro y desconsiderado), esa cualidad biológica podría habilitarles o forzarles a realizar este desgastante trabajo, con peligro inminente de perder el irremplazable disfrute de vivir, sin cometer una injusticia.
Los programas escolares de enseñanza de la historia, desde la iniciación de la República, han dejado indelebles en el espíritu de la población, salvo en rebeldía y confrontación con lo que se lee, que la mita era obligatoria bajo coacción y sin considerar las precauciones de preservación de la salud y resistencia humana, menos un salario justo y proporcional al esfuerzo.
En esta instancia, surge la contraposición del autor que retruca, diciendo que para rechazar estos principios procura hacer entender que ni el trabajo de las minas de Potosí puede considerarse de tal desgaste, sino bajo las mismas utilidades mediatas e indirectas que cualquier otro trabajo privado y particular contribuyendo al trabajo público, circunstancia que no debería privar al indígena de dejar de estar interesado en este trabajo, con el condicionante obligatorio de la remuneración.
Así, se puede colegir imparcialmente que aunque ambos supuestos precitados adquirieran la condición de irrefragables (que no se puede contrarrestar), no surgiría la posibilidad de que el gobierno (autoridades de la época) se atreva a desgajar de sus hogares a sus vasallos y transferirlos a otro régimen climático o medio ambiental desconocido para su biología, sin delinquir o cometer algún ilícito. Entonces el autor para aportar claridad, además de orden a esta interpretación, enarbola la división de este trabajo en cuatro puntos: que el trabajo en las minas de Potosí no era público; que aun siendo público no asigna derecho a forzar a los indios; que el indio no es tan indolente como se piensa o considera, y que aun siendo el indio indolente en sumo grado, no se debe obligarlo a ese trabajo bajo coacción.
Luego el autor hace unas consideraciones sobre puntualizaciones y definiciones de las cuatro divisiones, acentuando sus peculiaridades. Entonces, por todo lo expuesto, esta interpretación muy sucinta de la mita de Potosí suscita una discrepancia polémica con lo que se enseña y lee en los libros de historia serios. Tal realidad motiva a la acción volitiva del lector, para que elabore su propia concepción con este aporte sobre un hecho histórico que es inherente a nuestra evolución sociológica y económica.
El autor es abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Filosofía y Ciencia Política (maestrante), doctor honoris causa, escritor.
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