Textos notables
Lin Yutang
Todo gobierno autocrático, cualquiera sea su forma es, pues, intelectualmente retrógrado. Lo hemos visto en la Edad Media, en general, y en la Inquisición Española en particular. Los políticos y los clérigos miopes pueden pensar que la uniformidad de creencias y de ideas contribuye a la paz y el orden, pero históricamente la consecuencia es siempre deprimente y degradante para el carácter humano. Tales autócratas deben tener un gran desprecio por el pueblo en general, cuando no se reducen a ordenar la conducta externa de una nación, sino que proceden también a regimentar los pensamientos y creencias íntimos del pueblo. Tienen una ingenua convicción de que las mentes humanas aguantarán esa uniformidad y que les gustará o no les gustará un libro o un concierto o una película cinematográfica, exactamente como se los dice el propagandista oficial o el jefe de la oficina de publicidad. Todo gobierno autocrático ha tratado de confundir la literatura con la propaganda, el arte con la política, la antropología con el patriotismo, y la religión con el culto al gobernante en vida.
No se puede hacer así, sencillamente, y si los que controlan el pensamiento van muy lejos en esto de marchar contra la misma naturaleza humana, siembran con ello las simientes de su caída. Ya lo dijo Mencio: “Si el gobernante considera al pueblo como matas de césped, entonces el pueblo considerará al gobernante como un ladrón o un enemigo”. No hay mayor ladrón en el mundo que quien nos roba nuestra libertad de pensar. Privados de ella, bien podríamos ponernos en cuatro patas, decir que ha sido un error todo el bípedo experimento de caminar en dos piernas, y volver a nuestra temprana postura de hace por lo menos 30.000 años. En términos mencianos, por lo tanto, el pueblo se sentirá agraviado por este ladrón, tanto como éste desprecie al pueblo, y exactamente en la misma proporción. Cuanto más robe el ladrón, tanto más será odiado por el pueblo. Y como nada es tan precioso y personal e íntimo como nuestras creencias intelectuales, morales o religiosas, no se puede despertar en nosotros odio mayor que el que sentimos por el hombre que nos priva del derecho de creer en lo que creemos. Pero la miope estupidez es natural en un autócrata, porque creo que esos autócratas son siempre retrógrados intelectuales. Y la resistencia del carácter humano y la libertad invencible de la conciencia humana siempre rebotan y golpean al gobernante autocrático con tanta mayor fuerza.
Del libro “La importancia de vivir” de Lin Yutang.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |