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Deforestación, incendios y falta de manejo de cuencas causaron el alud


Los constantes incendios, la deforestación, la ampliación de tierras para cultivos y la falta de manejo integrado de cuencas cobraron factura en Tiquipaya. La lluvia causó que el suelo erosionado se desprenda en varios puntos de la cuenca. Las plataformas y rocas cayeron en gran cantidad y concurrieron en el río Taquiña.

La cuenca Taquiña tiene una extensión aproximada de 11 kilómetros, está ubicada en la cordillera del parque Tunari. Tiene entre 15 a 20 afluentes, que desembocan en el río del mismo nombre que pasa por el área urbana de Tiquipaya. En esa misma cuenca se encuentran la laguna Taquiña y los ríos Jana Mayu y Linku Pata, que son los afluentes más grandes.

La fuerza del lodo y las rocas que llegaron desde la cordillera destruyeron la totalidad de los gaviones horizontales y verticales que contenían el caudal del río.

Estos gaviones fueron instalados en la década de los 90 por el ex Programa Manejo Integral de Cuencas (Promic) de la Gobernación. Se desconoce si desde esa temporada recibieron mantenimiento. “Correspondía al municipio realizar mejoras e identificar qué sectores son de riesgo de posible desborde. Nosotros intervenimos a solicitud del municipio”, indicó el director de Cuencas de la Gobernación, Enrique Soria.

En 2016, dos personas perdieron la vida después de que una riada ingresó a las viviendas en la zona de Trojes. Este sector también fue afectado por la mazamorra.

ZONA CON MÁS INCENDIOS

El investigador y exdirector del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), Carlos Espinosa, indicó que esta cuenca es la que más incendios sufrió. Precisó que en 2016 se registraron 21 y en 2017, otros nueve.

“La masa boscosa ha reducido considerablemente en algunas partes, sólo había pequeña vegetación a orillas de los ríos, pero la ampliación de áreas de cultivos también debilita el suelo y el INRA ha estado legalizando tierras agrícolas, es un problema integral muy complejo”, dijo.

En 1991, la cuenca fue instrumentada para recolectar datos climáticos y de caudal para desarrollar distintos estudios y trabajos de investigación por el Expromic. En ese entonces se iba a estudiar los procesos de erosión en las cuencas de la cordillera y atenuar los efectos de las crecidas que se originan en ellas y desembocan en el valle central de Cochabamba.

Desde hace varios años, la cuenca causaba inundaciones en varios centros poblados y áreas agrícolas, pero jamás como la mazamorra que invadió Tiquipaya el martes en la noche. Según el gobernador Iván Canelas, se trata del peor desastre después de lo ocurrido en el terremoto de Aiquile.

“El incidente del martes es histórico, nunca hemos tenido un evento similar en todo el departamento”, dijo el responsable de la Secretaría de la Madre Tierra de la Gobernación, Gonzalo Muñoz.

La Gobernación descartó la hipótesis de que la laguna Taquiña haya causado el alud. “No es un problema la laguna, ni siquiera ha llenado. Tampoco se descarta que los gaviones se hayan deteriorado, pero eso no fue confirmado”, indicó Soria.

El investigador Oscar Zárate Bermúdez, en su estudio Aplicabilidad del modelo hidrológico SWAT en cuencas con características extremas - Cuencas de los ríos Taquiña y Tolomosa, explica que en los meses más lluviosos, la cuenca registra 180 mm. La precipitación promedio de la cuenca es de 745 mm. El suelo combina pastizal con franco arenoso.

20 afluentes en la cuenca aportan agua al río Taquiña que baja desde la cordillera hasta la avenida Ecológica, en Tiquipaya. (Los Tiempos)

 
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