Reinaron la alegría y el color
• Fue una espléndida jornada para comadrear. La fecha fue ideal para ampliar la fiesta
Tarija.- El primer grupo de comadres llegó a la plaza Luis de Fuentes y Vargas a las 7.47 horas de la mañana del jueves con sus polleritas, sus cohetillos, sus tortas y su rueda chapaca. Día largo pero que las comadres decidieron tomarlo con calma porque marcó el inicio del carnaval.
La mañana festiva se concentró en la plaza principal y en algunas instituciones públicas. En las calles periféricas se sentía una calma de esas que preceden a la tempestad. En algunos escondidos se veían jovencitos, a veces muy jovencitos.
Las horas transcurrieron con los habituales intercambios políticos de tortas que, al haber perdido naturalidad, empiezan a ser incómodos. La fiesta es otra cosa. Es aquello que de a poco se fue armando en los costados de la plaza, normalmente frente a los locales habituales, donde se van sumando los grupos de amigas y amigos con una cervecita, o una alojita, al ritmo del erque.
Y de repente llegó el mediodía, y un año más decenas de mujeres libres llegaron a la plaza principal con sus blusas floreadas, sus flores y hasta sus mantillas. La plaza estaba convenientemente resguardada en sus cuatro esquinas con baños químicos y control para evitar el ingreso de bebidas alcohólicas que, obviamente, fue rebasado. El sol brillaba en su esplendor y la música subía de volumen.
A las 15.00 horas la fiesta popular, esa que ya no se ve en casi ninguna ciudad, tampoco en Tarija en los días de carnaval, llegaba a su esplendor. Miles de personas abarrotaban las aceras de la plaza y botaban al ritmo de la música, agua, espuma y paceña, una vez más la gran beneficiaria del carnaval. Coros, bromas, risas, abrazos y miles de mujeres orgullosas y felices, con más y con menos reivindicaciones, pero felices.
Y nunca llegó la lluvia. Para cuando se apagó la música ya muchas comadres habían puesto rumbo a sus locales de Comadres para alistarse para la Entrada y algunos jovencitos y jovencitas rumbo a casa escoltados por sus papás malhumorados o por un par de amigos de dudosas intenciones.
La fiesta no había acabado. La Entrada volvió a batir récords de participación y colorido. Las Pispilas, Las Tijeras, Las Molineñas, las Bandeñitas del barrio San Martín, Las Panoseñas y otras tantas que no mencionaremos por tema de espacio y que ojalá no se enojen por no estar citadas recorrieron la avenida Integración, todavía demasiado grande para que las fotos de tapa queden llenitas y lindas, y con su picardía habitual supieron entretener al público que atraídos por la buena tarde sí respondió.
Y de ahí a la fiesta de comadres. Lo que es seguro es que, superado el maratónico jueves de comadres que cada vez trae a más turistas de los que gastan, el carnaval chapaco, oficialmente, ha empezado. (El País Plus)
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