Lo que debió ser una farándula de domingo de carnaval, con el objetivo de rescate de la tradición del pepino paceño, acabó siendo una guerra de espuma entre jóvenes, que de manera masiva se volcaron al centro de la sede de Gobierno, para dar rienda suelta a sus deseos de atacar a quienes vieron por su paso, con la utilización de espuma.
Aunque el derroche de agua fue prohibido, algunos desobedientes hicieron caso omiso y “globearon” sin discriminación. EL DIARIO evidenció que faltó el debido control de quienes prohibieron este tipo de juego.