Familias celebraron martes de ch’alla

Desde las primeras horas de ayer y apegados a las costumbres ancestrales, las familias paceñas procedieron a la tradicional ch’alla de carnaval, una ceremonia enraizada en la cultura boliviana que refleja el agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra) por todos los favores recibidos durante el año.

Una mesa o wa’jta, mixtura, serpentina, confites, globos, alcohol, cerveza, frutas, cohetillos y azúcar forman parte de esta tradición y sirven para adornadas casas, vehículos, terrenos y todo cuanto las familias desean ch’allar “para que dure”.

En La Paz, los estruendos de los cohetillos recibieron las primeras horas del martes de ch’alla en un ritual que se extendió durante toda la jornada y que unió a las familias en torno a este ritual, además de compartir una deliciosa parrillada.

“El martes de ch’alla es una jornada para agradecer a la tierra por todo lo que nos da, la Pachamama tiene que estar contenta y hay que darle dulces y confites para que no nos falten sus frutos. En el área rural es una libación ancestral andina, cuya práctica se constituye en una ofrenda a la Pachamama, con el fin de obtener una cosecha óptima en el presente año”, sostiene el historiador Fernando Cajías.

Según Cajías, los petardos que suenan en las puertas de las casas son para ahuyentar a los malos espíritus, mientras que el alcohol y cerveza son usados para ch’allar los bienes materiales.

Esta tradición se manifiesta con mayor fuerza en las ciudades de profundas raíces aymaras y quechuas, como parte de un fenómeno denominado “la urbanización de las tradiciones”. Empero se extiende a todo el territorio del país, incluyendo las regiones orientales con sus propias características y en las diferentes regiones que unen a todos, sin distinción de clases sociales.

ÁREA RURAL

Al son de tarkas, choquelas, quena quenas y pinquilladas, en zonas del altiplano y las áreas rurales, esta fiesta es mucho más enraizada que involucra incluso el adorno a los animalitos de ahí que no resulta extraño verlos con lanas de colores o cintillos atados a sus cuellos y orejas.

Este ritual se realiza desde antes del tiempo de la Colonia hasta hoy, para conseguir mejor producción en esta temporada del año.

El martes de ch’alla está relacionado con la actividad agrícola y productiva en el mundo rural, donde se danza y se tocan instrumentos de viento, propios del mundo andino para agradecer a la Madre Tierra por sus frutos.

Pétalos de flores, duraznos, lucmas, chicha, alcohol, azúcar, confite, además de serpentinas, banderines, globos, mixtura, entre otros insumos, adornan viviendas, terrenos, animales y pertenencias.

“La ch’alla es una libación a través de la cual se alimenta a los dioses con rituales, ofrendas, música y danza para que luego procuren condiciones óptimas para el crecimiento y la maduración de la cosecha, la producción de chuño y tunta”, explicó el sociólogo David Mendoza.

Según la cosmovisión andina hay días peligrosos en los que las cosechas corren el riesgo de congelarse por la helada o arruinarse por los granizos. Por este motivo es que “en estos días hay que tener muy en cuenta a la Pachamama y darle ofrendas”, indicó.

Entre los rituales ancestrales que se ofrece a las deidades andinas en estos días se encuentran las wajtas y las mesas, pero principalmente las chayawas. Son los rituales instalados por amautas y yatiris en forma de “nidos que contienen ingredientes sabrosos para la Madre Tierra”, tales como hoja de coca, tabletas de azúcar, prensadas en formas simbólicas, grasa y fetos de llama.

DESPEDIDA DEL CARNAVAL

Este fue el feriado más largo que dio paso al carnaval el pasado viernes y se extenderán hasta el domingo cuando se realice, la corcova y la despedida del carnaval que en La Paz se realiza con el tradicional “entierro del pepino”, personaje que representa la alegría del carnaval.