Brasil
Río de Janeiro.- Al menos seis presuntos delincuentes fueron detenidos ayer en una acción conjunta de militares y policías en una favela de la zona norte de Río de Janeiro, en el primer operativo desde que el Ejército tomó el control de la seguridad en este estado brasileño.
La operación se desarrolló en la comunidad de Kelsons y terminó con seis detenciones y la aprehensión de dos pistolas, granadas, tres radio transmisores y drogas, según fuentes oficiales.
De acuerdo con el Comando Militar del Este (CML), que asumió el viernes el control de la seguridad en Río, las fuerzas de seguridad tomaron además posiciones en los accesos a las favelas de Salgueiro, en la región metropolitana, así como en las de Chapadao y Pedreira, también en el norte de la capital fluminense.
Además, miembros del Ejército patrullan desde ayer el Arco Metropolitano, a la entrada de Nova Iguaçu, municipio colindante a Río, y en las autopistas próximas a Río.
“Se trata de la mayor operación ya realizada por las Fuerzas Armadas y por las fuerzas de seguridad integradas desde el inicio de las operaciones en julio del año pasado. En términos de ocupación de espacio, viene desde las fronteras del estado hasta el interior de la ciudad de Río con tres líneas de ocupación”, declaró el portavoz del CML, coronel Roberto Itamar, a ‘TV Globo’.
Cerca de la favela Kelson’s se encuentra el Centro de Instrucción Almirante Alexandrino, considerado el mayor local de formación de la Marina del país y donde, desde comienzos de año, se reforzó la seguridad después de que algunos militares recibieran amenazas.
La Secretaría regional de Seguridad remarcó que el dispositivo de ayer ya estaba planificado antes de que el presidente brasileño, Michel Temer, firmara el viernes un decreto que establece la intervención federal en el área de seguridad en el estado de Río, una tarea que estará en manos del Ejército hasta finales de 2018.
Ese decreto fue aprobado esta madrugada en la Cámara de los Diputados por mayoría y está previsto que hoy pase por el Senado.
No obstante, ya había presencia de las Fuerzas Armadas en Río desde mediados del año pasado, cuando el Gobierno brasileño envió un contingente de 10.000 miembros del Ejército para reforzar la seguridad en el estado, si bien sus acciones, que han sido limitadas, no se tradujeron en un descenso de la violencia.
La intervención federal se produjo en medio de una ola de violencia que desangra a Río y que el año pasado causó 6.731 muertes violentas, entre las que se cuentan las de más de 100 policías y una decena niños alcanzados por las llamadas “balas perdidas”.
Sin embargo, Río no encabeza la trágica lista de estados más violentos de Brasil, liderada por Sergipe, Bahía y Maceió, entre otros. (EFE)
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