¡Agua, mucha agua!

A fines de 2017, el reconocido doctor en Ciencias Meteorológicas Juan Minetti, Director del Laboratorio Climatológico Sudamericano de Argentina, pronosticó buenas precipitaciones en Bolivia durante la campaña de verano 2017-218. Dichas perspectivas fueron anunciadas por el experto meteorólogo durante la conferencia realizada en noviembre de 2017 en el Hotel Cortez de Santa Cruz.

El meteorólogo prosiguió señalando que durante la campaña de verano 2017-2018, con base en los modelos climáticos de 22 predictores, no se estimaba problemas de precipitaciones en los meses de enero y febrero del 2018, lo cual ayudaría al buen desarrollo de los cultivos, como la soya.

La realidad es que durante los meses de noviembre 2017 a febrero 2018, el país experimentó todo lo contrario.

Pero ya en noviembre de 2017, Evo Morales declaró en alerta a varias regiones del país, tras reportarse fuertes lluvias y riadas que, desde noviembre pasado y hasta el momento, han cobrado 11 muertos y más de 50.000 damnificados.

“El país se encuentra en alerta por las lluvias”, escribió Morales en su cuenta de Twitter, e informó que ha “instruido a Defensa Civil y a las FFAA, tomar las medidas necesarias, para salvaguardar sobre todo la vida de las personas”.

De las nueve regiones de Bolivia, Potosí (suroeste), Tarija (sur) y Cochabamba (centro) soportan intensos aguaceros y riadas, que además amenazan seriamente a Beni (noreste), zona en la cual se tomó la previsión de evacuar el ganado a lugares altos.

“Hay inundaciones y crecidas de ríos en lugares como Tupiza (suroeste), Villamontes (sur), Guanay (noreste), Vinto (centro) y otras”, tuiteó el mandatario.

La tercera semana de febrero nos muestra un cuadro que ha superado cualquier pronóstico en 7 de los 9 departamentos del país. Las imágenes que se ha mostrado en la televisión y en la prensa escrita sobre la tragedia que se confronta, debido al comportamiento climático, son simplemente dramáticas.

Una de las primeras zonas impactadas fue Tupiza en el departamento de Potosí. A mediados de febrero el ministro de Defensa, Javier Zabaleta, manifestó que en Tupiza, a 788 kilómetros al sur de La Paz, el desborde del río Tupiza provocó el desplome de varias viviendas y daños en al menos 47 edificaciones. “Existen unas 97 familias damnificadas…”.

El jueves 15, el Gobierno declaró estado de emergencia en siete de las nueves regiones del país por el desborde de ríos, originado por las intensas lluvias que afectan al oriente y occidente del territorio.

El ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, indicó que las lluvias ya dañaron 33.000 hectáreas de cultivos agrícolas en 29 municipios. “Hay preocupación por la producción de arroz y soya en la región de Yapacaní, Santa Rosa y Guarayos del departamento de Santa Cruz”, dijo.

Otra noticia señala que en el departamento de La Paz, el río Pucarani dejó sin hogar a 1.177 familias, debido al arrastre de aguas servidas de El Alto y los pobladores están manteniendo sus enseres en carpas de plástico para proteger sus pertenencias.

Otra zona afectada en La Paz es Zongo, la cual ha quedado aislada por derrumbes en la carretera de acceso a la misma.

En Cochabamba, según las imágenes que fueron mostradas, el desborde en la cuenca del río Tiquipaya causó daños enormes a la parte bajo de la cuenca, afectando a una zona productora muy importante por su producción avícola. Otra zona afectada en los últimos días fue Quillacollo y Colcapirhua, donde quedaron afectadas 40 viviendas.

Resulta un verdadero contraste y muy dramático en relación con la sequía que se presentó el 2016 y que provocó serios problemas de abastecimiento de agua en la ciudad de La Paz. Un resumen total de la situación lo dio EL DIARIO, el día 19 de febrero, con el titular: lluvias en Bolivia dejan ocho muertos y 15.500 familias afectadas.

Todas estas tragedias están lanzando un mensaje muy fuerte: podemos esperar comportamientos inesperados del clima en lo que queda de este año y los próximos, con un elemento vital como es el agua. Así que todos a trabajar en planes de contingencia.