Es inconcebible e increíble que el drama de Venezuela continúe debido a la tiranía de Nicolás Maduro que está decidido a llegar a los peores extremos en contra del pueblo que, impotente no sabe qué hacer, cómo liberarse de una dictadura que causa cada día más víctimas, hambre y las peores necesidades. Organizaciones mundiales de todo tipo han lanzado protestas, han condenado al régimen, lo han prevenido con acciones punitivas muy graves. Gobernantes de muchos países han tratado de conmoverlo para que cese en los extremos a que ha llegado contra su pueblo y nada sirve para hacer que cambie de conducta y renuncie a políticas de ensañamiento contra el pueblo que lo rechaza y condena.
La población colombiana de Cúcuta se ve prácticamente invadida diariamente por miles de venezolanos que llegan a la frontera para conseguir alimentos y medicinas, papel higiénico y enseres de cocina; últimamente la afluencia de ciudadanos aumentó por el hecho de que la carencia de circulante ha dado lugar a que los venezolanos dependan de remesas de dinero que reciben de sus parientes asentados en otros países. No pueden recibir esos dineros directamente debido a que en cualquier momento faltan circulantes de bolívares y no hay dinero con qué comprar lo poco que encuentran en el comercio que, en su mayor parte, se encuentra desabastecido.
Esta situación no es solamente dramática para los venezolanos, es en muchos aspectos motivo de preocupación y angustia en la población mundial porque los sufrimientos que padece la población venezolana son parecidos a los que padecen o han sufrido países en guerra y soportan las consecuencias de bombas caídas en su territorio; es sufrimiento para miles de familiares que soportan las consecuencias de la tiranía y de la fuerza que ejerce el Ejército y la Policía, cuyos oficiales se ven obligados a reprimir con armas de fuego cualquier reacción o protesta que se produzca por parte de todas las comunidades.
¿Qué hacer ante esa tragedia? ¿Cuánto y cómo podrán reaccionar los organismos internacionales y la comunidad mundial para frenar el drama que sufren millones de personas que ni siquiera tienen dinero para disponer y soportar la inflación millonaria, la falta de alimentos, medicinas y vituallas de todo tipo? ¿Cuánto más deben soportar niños, mujeres y ancianos que solo viven de esperanzas, quienes esperan que se ponga fin a la insanía de un régimen que a toda costa está decidido a eternizarse en el poder?
Nicolás Maduro, sin sentimientos ni moral, tiende a convertirse en una especie de ejemplo de maldad para quienes tienen vocación por las dictaduras y la sed de perpetrarse en el poder, sin importar la vida y derechos de pobladores que, siendo ricos sus países, se ven obligados a soportar extremos de pobreza.
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