Médico: “Usted tiene cáncer”
• La noticia de la enfermedad afecta a la familia y amigos, además puede devastar psicológicamente al paciente.
Escuchar la palabra cáncer provoca miedo e incertidumbre en cualquier escenario. Y es que cualquier persona, sin importar su cultura, condición social o religión, está a merced de desarrollar esta enfermedad que puede afectarla no solo físicamente, sino que también está expuesta al daño de su salud mental que es clave para encarar un tratamiento oncológico.
Lamentablemente el primer golpe a la estabilidad emocional del o la paciente es inevitable y está en el diagnóstico. Anoticiarse de que dentro de su organismo se desarrolla algo que puede terminar con su vida genera un estado de shock que deriva en una serie de reacciones psicológicas.
REACCIONES
“Hay factores psicológicos que hacen que una persona responda al diagnóstico de una manera específica, sea esta de forma buena o mala. Una buena puede ser que el paciente asuma que tiene cáncer y piense que debe curarse de la enfermedad. Una mala, por ejemplo, es que se derrumbe psicológicamente, guarde para sí misma su enfermedad y no le diga a nadie hasta que se ponga más grave la situación”, explicó a ANF Eduardo Velasco, especialista en psicooncología y cuidados paliativos del departamento de pediatría del Instituto Oncológico del Oriente Boliviano de Santa Cruz.
Según el experto boliviano, quien se dio a conocer por escribir una emotiva carta a la ministra de Salud durante los días del conflicto médico en 2017, la forma de afrontar el diagnóstico y el tratamiento del cáncer es tan diverso como las personas que hay en el mundo y que dependerá “de cómo éstas asuman un problema en la realidad, el cómo enfrentarán la enfermedad”.
NEGATIVA
Una forma de afrontar negativamente el diagnóstico, según Velasco, es considerar al suicidio como una posible salida al futuro que les espera.
“Hay que entender que el diagnóstico de cáncer es una amenaza a la vida (del paciente), a su seguridad, a su bolsillo, es una amenaza de separación. No todos respondemos de la misma manera ante una amenaza. Eso hace que nosotros tengamos que trabajar en la individualidad, con cada paciente, atendiendo y respetando su particularidad”, aseguró.
Velasco contó que la vida de los pacientes cambia radicalmente tras conocer que sufren esta enfermedad y que la gente de escasos recursos, sobre todo las mujeres, decide abandonar sus tratamientos por el alto costo y porque tiene en sus espaldas muchas responsabilidades como la mantención de la familia, pero que posteriormente retorna al hospital en un estado más crítico.
CASO FEMENINO
Los factores sociales también influyen en cómo la gente recibe la noticia de que padece cáncer. Velasco puso como ejemplo a una mujer que tras ser diagnosticada con cáncer de mama decide no seguir un tratamiento porque eso implicaría una masectomía (operación que involucra la extirpación de la glándula mamaria o parte de ella).
“La mujer muchas veces piensa que su marido ya no la va a desear o que habrá algo en su cuerpo que ya no va a atraer a su pareja. Es posible que por ello tome algunas decisiones erradas como postergar el inicio del tratamiento”, añadió.
NIÑOS, ADOLESCENTES Y ADULTOS
Las reacciones ante un diagnóstico de cáncer son muy diferenciados según Velasco. Tanto niños, adolescentes y adultos asumen la enfermedad de distinta manera.
“Los niños frente al diagnóstico oncológico bien dado y cuando nosotros trabajamos en el tema de la comunicación de este diagnóstico se acomodan bien al tratamiento. Yo diría que le cuesta más al adulto y adolescentes que a los niños”, aseguró.
REACCIÓN DE FAMILIAS
En cuanto a la reacción emocional de las familias, el psicooncólogo indicó que dependerá qué lugar ocupe el o la paciente de cáncer. Una de las situaciones más difíciles para los padres es tener a un hijo con esta enfermedad.
“Considero que es una de las mayores causas de estrés que hay, y no lo digo yo, si no el manual psiquiátrico, casi tan estresante como vivir una guerra. Tiene los mismos efectos traumáticos”, refirió.
La afectación psicológica también se da entre los hermanos del paciente, más que todo en niños y adolescentes, puesto que muchos de estos deben asumir otros roles dentro de su familia cuidando a hermanos menores, abandonando la escuela para cumplir esa labor. Muchos de los niños se dan cuenta de que el hermano enfermo recibe mayor atención que ellos y eso les genera incomprensión y sufrimiento.
En caso de que la pareja de uno sufra cáncer, la situación es similar porque de acuerdo al nivel de vínculo afectivo que se haya generado, se trata de una persona en la que se ha depositado amor, seguridad, confianza.
“Las parejas pueden sentir mucha carga emocional durante el tratamiento, tanto así que es frecuente que haya parejas que se van o desaparecen, hay matrimonios que se disuelven porque no aguantan el tratamiento de la pareja y no solamente porque ya no tienen plata para pagar, sino por la presión que implica acompañar”,
A todo esto se suma la burocracia que deben enfrentar las personas para buscar la atención para sus familiares, algo que aumenta el estrés tomando en cuenta que el tiempo pasa y la situación de sus enfermos se agrava.
ETAPAS EMOCIONALES
Velasco reiteró que la forma en cómo asumen el diagnóstico y el tratamiento es diferente entre niños y adultos. Los infantes serían los que mejor se adaptan al procedimiento, mientras que en los mayores dependerá el tipo de personalidad que tenga.
El especialista también explicó que no todos los pacientes pasan por estas fases y la acomodación a un tratamiento debido a que la gravedad de algunos casos de cáncer evitará que existan esos procesos. Por ejemplo, las personas que padezcan una leucemia si tenderán a pasar por dichas etapas emocionales a diferencia de un paciente que presente una tumoración cerebral que debe ser intervenido inmediatamente.
“La ansiedad se impone en muchos de los tratamientos. Pasa lo mismo con el cáncer de colon o el cáncer gástrico que necesitan intervenciones urgentes. Ahí tratamos de calmar la ansiedad de los pacientes y de las familias para que tomen los recaudos necesarios. Se pide que el paciente descanse, duerma y no se descompense”, afirmó.
FRÍAS ESTADÍSTICAS
El miedo de la gente al cáncer no es para menos, ya que las estadísticas a nivel mundial muestran que esta enfermedad una de las principales causas de muerte en el mundo. Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cáncer fue considerado en 2015 como la segunda razón por la que muchas personas perdieron la vida en el planeta.
Las cifras en el país tampoco son alentadoras. Según el Ministerio de Salud, Bolivia vive actualmente una etapa de “transición epidemiológica” en la que las enfermedades infecciosas y parasitarias dejan de ser consideradas como principales causas de muerte y los males crónicos y no trasmisibles asumen ese espacio.
Según los datos recogidos por el Registro Nacional de Cáncer, elaborado por el Ministerio de Salud que abarca de 2011 a 2015, en cinco años se registraron 93.282 casos de esta enfermedad en los nueve departamentos del país cuya mayor incidencia está localizada en el eje troncal. Además, y tal como lo señala la OMS, en Bolivia los casos tienden a incrementarse con el paso de los años.
PSICOONCÓLOGOS
Ante ese duro panorama, el temor de las personas hacia este mal crece día a día. Sin embargo ¿Qué pasa con los pacientes que actualmente luchan contra el cáncer? ¿Reciben un tratamiento psicológico adecuado o deben enfrentar los impactos emocionales por su propia cuenta?
Son algunas preguntas que se generan en torno a una necesidad de contar con el asesoramiento de especialistas psicooncólogos que siguen el comportamiento emocional de los pacientes durante los tratamientos (quimioterapia, radioterapia, cirugía oncológica u otro según sea el caso) a los que son sometidos.
“Esta especialidad surge como una necesidad de dar respuesta a los problemas psicosociales que acarrea tener una enfermedad como el cáncer. Males graves como el cáncer o el VIH conllevan una serie de dificultades que se dan no solo por la enfermedad misma”, aseguró Velasco.
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