Antonio Aparisi y Guijarro
En el mundo, si no se ama, se respeta o se teme al poder. El oro es un poder, porque representa los elementos para atraer o dominar a los hombres, haciéndoles bien o corrompiéndolos. El rico tiene en su gaveta su subsistencia y la subsistencia de muchos: natural es que los hombres vayan en torno de él para vivir de él.
Es tanta la ruindad de los hombres, que pa-sarán por junto a un hombre virtuoso sin mirarle siquiera; pero siempre se inclinarán delante de un rico. El oro, por brillante, sin duda, atrae sus miradas, y como es la divinidad del mundo materializado, pide y obtiene incienso y adoración. Nunca están desiertos sus altares.
Un rico vicioso, como va en coche y no a pié como el vulgo de los hombres, recorre en breve tiempo la larga carrera de su vida; usa y abusa en diez años de los placeres que podían llenar una vida de cincuenta; y visto todo, y agotado, y viejo en medio de su juventud, encuentra para entretenerse. . . el fastidio.
El pobre labrador que trabaja seis días para descansar y solazarse en el séptimo, es más feliz que ese hombre; porque siempre sabe bien el pan que se gana con el sudor de la frente.
¡Pobre avaro, que mira con ansia y palpa con alegría febril el oro, con larga angustia amontonado! Un ligero rumor le despierta trémulo y acongojado en su lecho. No tema: las rejas y candados que protegen su casa no consentirán paso al ladrón nocturno.
¡Pobre avaro! Hay un ladrón que entrará, cuando menos lo piense, en su casa a través de las puertas aseguradas con barras de acero, a quien no ablandará con súplicas, ni ahuyentará con gritos, ni podrá perseguir ante los tribunales de justicia.
Al menos ¡si no fuese tan angosto el ataúd!
Portada de HOY |
1 Dólar: | 6.96 Bs. |
1 Euro: | 8.44 Bs. |
1 UFV: | 2.24693 Bs. |
Impunidad |