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La disciplina, pilar fundamental

Tcnl. DAEN. Julio A. Larrea Moscoso

Disciplina, palabra que deriva del latín “discipulus”, que significa discípulo, vale decir quien recibe enseñanza, que en un significado escueto, constituye un conjunto de reglas de comportamiento a fin de mantener el orden y la subordinación entre los componentes de un equipo, grupo, profesión, actividad u oficio, conducente a la realización de determinados objetivos y resultados, ligada estrechamente a la ética y moral.

La Policía Boliviana, una Institución fundamental del Estado Plurinacional, está compuesta por hombres y mujeres destinados en todo el territorio nacional, que día a día deben buscar la excelencia y la superación personal, enalteciendo la noble función policial. Desde la etapa de formación del futuro “Policía” se debe labrar los valores morales y la voluntad de servicio, para así, en un futuro, contar con servidores públicos encargados de la seguridad y el orden con un alto grado de disciplina y subordinación; ninguna forma de indisciplina es posible tolerar, ésta debe ser corregida de forma inmediata.

El Estado Plurinacional de Bolivia a través de la Constitución Política, en su Capítulo II Artículo 251, ha delegado en la Policía Boliviana la fuerza pública, por ello se debe actuar con responsabilidad, transparencia y disciplina como elemento esencial en la actividad diaria.

Debemos considerar que pese a las limitaciones por las que atraviesa la institución policial, ésta demanda vocación de servicio y sacrificio por parte de sus componentes, en todos los niveles jerárquicos de la Institución del Orden, solo así se podrá vislumbrar una Institución sólida, proactiva y moderna en el servicio policial. El potenciamiento y las relaciones humanas son aspectos que día a día van cualificando la interrelación y el respeto mutuo que debe caracterizar al funcionario policial con la ciudadanía en general.

Los lineamientos institucionales están claramente definidos, establecidos en la normativa disciplinaria vigente, por ello se debe custodiar la doctrina, atesorar el espíritu de cuerpo, forjar la moral y afrontar con aplomo los hechos y circunstancias adversos al servicio cotidiano, para alcanzar la égida sólida de la dignidad y la altivez, recobrando a cada momento la camaradería.

André Gavet señala: “La Disciplina no es un servilismo, sino un deber del hombre libre. No es más que el deber del ciudadano hacia su institución y la Patria, claramente formulado y garantizado en su ejecución por las sanciones necesarias”.

Debemos dinamizar el servicio, el policía cumple un rol esencial en el interior de la sociedad, tanto en la prevención, investigación, protección y auxilio que brinda, garantizando los derechos humanos de todos los estantes y habitantes; el proceso debe ser continuo, la evaluación cotidiana y la autocrítica permanente.

Propugnando ejercer sus competencias en el marco de la ley, en un ámbito en el que el funcionario policial transmita seguridad y confianza con su sola presencia; son la disciplina, los principios doctrinarios, la subordinación y constancia, sumados al compromiso institucional, los que consolidarán una policía altamente capacitada, convirtiéndola en una institución de primer nivel, al servicio de la sociedad a la cual nos debemos.

“Contra el mal por el bien de todos”.

El autor es Jefe de Policía – Abogado.

 
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