Lucimiento de la artesanía

Ha concluido el fin de semana la Feria de Alasita y una vez más se puso de manifiesto la habilidad innata y la destreza que tienen los bolivianos para la artesanía, pues esta es la oportunidad en que son expuestas todas las manifestaciones de esta producción y, por tanto, como en otros años, fue realzada, principalmente por los trabajos artesanales.

Entre las obras artesanales se encuentran verdaderas maravillas, porque se representa en miniaturas a los seres humanos, a las casas donde viven y los alimentos que forman parte de la canasta familiar. Todo está hecho en yeso y en estuco, a lo que se agrega el pintado, igualmente, de eximia calidad en la elección de los colores, que de alguna manera son los que dominan la preferencia de los bolivianos y, en particular, de los paceños.

Pero no solamente se realizan trabajos con ese material, sino también con estaño, con el que se hace escuadras de soldados e inclusive de caballos, todos también pintados, imitando los colores de las unidades militares del país y de otras naciones.

La Alasita es, en particular, la feria de los niños, pues les encanta tener entre sus juguetes las miniaturas artesanales que son elaboradas para la ocasión y que son las preferidas de los niños, para jugar con la variedad de piezas artesanales que se exhibe en la feria.

La capacidad artesanal que tienen los obreros bolivianos es excepcional. La ponen en evidencia no solo en los juguetes de Alasita, sino en la construcción de inmuebles. De ahí que son contratados en especial para obras a realizarse en Buenos Aires.

La artesanía es una derivación del arte puro, porque ya sea por imitación o de forma instintiva, los obreros bolivianos la realizan con destreza y brillo sin par. Van también más allá de la construcción. La madera es otra de las materias en las que la artesanía boliviana pone de manifiesto su destreza y capacidad creativa.

En la avenida Ballivián, en la zona de Calacoto, es posible admirar que por los medios artesanales se construye, asimismo, juegos completos de muebles, para emplearlos en dormitorios, comedores y salas de estar. Se trata de piezas realizadas a la perfección, todas ellas específicamente utilizando madera, en unos casos con toques de arte de primera calidad.

Al realzar la capacidad artesanal de los bolivianos, resulta necesario y de justicia elemental elogiar y admirar a estas personas que con la habilidad de sus manos y su genio creativo efectúan obras de admirable variedad y calidad. Es para enorgullecerse de ellos, porque demuestran que en el país tenemos gente talentosa que honra a los trabajadores del país.

Así como a otros personajes, a veces de dudoso merecimiento, la Municipalidad de La Paz debería erigirles un monumento que honre la artesanía de nuestros trabajadores, pues son merecidamente motivo de orgullo para el país.

Tal significación y magnitud tiene la artesanía boliviana, que la Unesco ha reconocido a la Alasita como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.