Love and sex
María Soledad Cotelo
A lo largo de nuestra vida, escuchamos más de una frase relacionada a los hombres (y mujeres) y su relación con el sexo. Frases del estilo “es lo único que ellos quieren”. Frases que los posicionaron como machos que estaban (o debían estar) siempre listos para el oficio amatorio.
Sin embargo, las nuevas generaciones nos fuimos encargando de ir contra los estereotipos que nuestra cultura planteó. La mujer que hoy se planta de modo diferente en distintos ámbitos de su vida también lo hace en la cama. Sabe qué le gusta, cómo, con qué frecuencia.
Parece un poco obvio, pero, aunque sea una definición obsoleta y retrógrada, la mujer que hoy habla abiertamente de su sexualidad y sus ganas antes era “una bombacha floja”. Pero asumirnos como seres incluso más sexuales que nuestras parejas puede ser el inicio de una búsqueda que nos conecte más con nosotras mismas y nos pida un diálogo más genuino con el otro.
BAJAR LA EXIGENCIA
Dejando de lado los estereotipos, lo que sí es cierto es que las mujeres son las que suelen presentar una mayor baja de deseo sexual en comparación con los hombres, y que esta cuestión es la que puede llevarnos a ponernos en alerta y preguntarnos qué pasa cuando son ellos los que no tienen las mismas ganas.
También es cierto que no hay una mujer ni un hombre igual que otro. No funcionamos sexualmente de la misma manera con una u otra persona. Ni qué hablar de los momentos: si no somos las mismas en los 28 días de nuestro ciclo menstrual, mucho menos vamos a serlo en las etapas que vamos atravesando con nuestro hombre, y él tampoco.
Con esto en mente, está bueno pensar si no estamos en un momento en el que tenemos que tomar más protagonismo y ser nosotras las que activemos. Tal vez él tenga su libido depositada en un nuevo proyecto laboral o esté preocupado por alguna situación momentánea. Seguramente esto también vaya a pasarte en otro estadio de la relación. A veces no hay una baja sexual, sino una alternancia de roles.
¿ES UN TEMA GENERACIONAL?
El mundo millennial, con sus estímulos excesivos, genera más desencuentros en el plano del deseo. Antes, el único “juego” que los adultos tenían permitido era el sexo; en el siglo XXI, son todos. El ocio es casi obligatorio. Sumado a esto, el hombre suele ser más lúdico y mucho más lineal en su forma de pensamiento. Por eso, él puede llegar del trabajo, jugar Play, encargarse de alguna tarea del hogar y disponer de menos energía para un nuevo juego. “¿Miramos una serie?”, propone. Un plan con mínimo esfuerzo, que entretiene y produce placer ilimitado sin frustraciones: si quieres más, lo único que tienes que hacer es apretar “next”.
BUSCAR QUÉ HAY DETRÁS
Cuando el factor afectivo es lo que ordena y predomina en la relación, los conflictos de pareja -incluida la infidelidad- son otra de las cuestiones que se hacen evidentes en la cama.
También puede que existan otras causas emocionales, como depresión, baja autoestima o algún proceso de duelo. En estos casos, el entendimiento y la compañía son claves si tu hombre está pasando por un momento en el que no puede desplegar plenamente su energía sexual.
¿Y AHORA QUÉ HAGO?
Por oposición, también puede aparecer el pensamiento “¿qué onda, ya no lo caliento?”, que nos pone más proactivas e, incluso, más horny, y tratamos de cortejar con más empeño. Esto se da especialmente cuando la situación impacta directamente sobre nuestra autoestima o ego. Incluso llegamos a sentirnos rechazadas y podemos enojarnos con la situación, yendo al choque e interpelando al otro.
Efectivamente, puede pasar que seas más intensa que él y ahí tengas que analizar qué hacer, teniendo en cuenta si tu necesidad es más imperante que otras cuestiones de la pareja o no.
Sea cual sea la razón de esta asimetría, es importante que la registres y, si se sostiene, proponer una visita a un sexólogo o sexóloga. Ojo: sé cuidadosa cuando plantees el tema y no lo hagas desde el reproche o la insatisfacción.
La sexualidad no es lo mismo que un análisis de sangre, en el que se mide cuántos glóbulos rojos hay por milímetro: entre los dos pueden ajustar sus deseos y expectativas y ver si, moviendo algunas fichas, logras sentirte más plena en este aspecto.
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