Brasil haciendo mutis por el foro

Hacer mutis por el foro es una expresión propia del mundo teatral que significa “salir de escena” y, por extensión, se aplica en el lenguaje común para aludir a marcharse de un sitio discretamente. Existe también la variante conocida como “medio mutis”, referida a quien abandona la escena para volver al poco rato en silencio y sin que nadie se dé cuenta, que es precisamente lo que pretende hacer el fundador del Foro de Sao Paulo, Lula Da Silva, queriendo volver a la presidencia del Brasil, después de haberla dejado pobre y desprestigiada, gracias a los escandalosos actos daaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaae corrupción que ese engendro generó en el continente.

Sólo para mencionar algunos despilfarros efectuados por el tornero de marras, tenemos: la Hidroeléctrica de Tumarí en Nicaragua con un costo de 343 millones de dólares; el 2º puente sobre el río Orinoco en Venezuela por 300 millones; las líneas 3 y 4 del Metro de Caracas por 732 millones; el ferrocarril subterráneo en Sarmiento–Argentina por 1.500 millones de dólares; el Metro de Ciudad Panamá por 1.000 millones de dólares; el Puerto Mariel en Cuba, por 682 millones y muchísimos otros proyectos que implicaron el dispendio de fabulosas sumas de dinero que justifican la indignación de los brasileños, cuando, en el mismo estado de Sao Paulo, sufren de una espantosa escasez de agua, por la falta de obras de captación, y se enteran de que con su dinero se realizaron obras faraónicas en el extranjero, a través de sus ya famosas empresas. De ahí que estén plenamente justificadas las acciones que lleva adelante la justicia brasileña, dirigidas no solo al resarcimiento de daños, sino a la inhabilitación política del truhan.

Echando mano a la estrategia llevada adelante por los militares norteamericanos al asumir virtualmente las riendas de la Unión a través de un “outsider político”, como el estrafalario Trump, en el Brasil, a pesar que aún falta para los comicios presidenciales programados para octubre, ya desfilan como sucesores de Michel Temer varios candidatos, entre los que una de las revelaciones es Jair Bolsonaro, un ex militar que va segundo en la intención de voto, con un nada gratuito 13% que le dan los últimos sondeos, ya que después de haber sido electo congresista por Río de Janeiro en siete veces consecutivas, en 2016 fue elegido diputado por el voto de medio millón de electores.

Bolsonaro es una respuesta de la sociedad que rechaza el populismo de Lula da Silva, quien, si bien es cierto que va primero en las encuestas, no es menos cierto que genera un “anti” colosal, con mucho de euforia, pero poco análisis, de donde surge muy bien cimentada la posición del ex militar.

Varios medios internacionales, como: El País, The Economist y Bloomberg, ya calificaron a Bolsonaro como el Donald Trump brasileño, y un corresponsal de “O Globo” en Washington va más allá, cuando lo compara con el “Duterte filipino” debido a su discurso extremista en defensa de la pena de muerte, su posición en contra de los homosexuales y narcotraficantes, y su afecto por un gobierno militar.

En tiempos normales, quizás este elemento nunca habría sido tomado en serio, pero ante la división y desinstitucionalización sembrada por el Foro de Sao Paulo, la sociedad brasileña pareciera exigir que el Brasil haga Mutis por el foro.