María Rodríguez deja que hable su “otra voz”

La artista paceña María José Rodríguez presentará hoy en la galería Altamira de la zona Sur su muestra pictórica “Otra voz”, en la que expresa imágenes de fuerza y sensibilidad.

Dedicada al periodismo durante mucho tiempo, Rodríguez hizo de la pintura su pasión, por ello, cada día crea nuevas imágenes. Su padre, Gonzalo Rodríguez Zambrana, fue parte de una generación de pintores a la que pertenecieron también Alfredo Laplaca, Enrique Arnal y Graciela Rodó Boulanger, por citar a algunos de trayectoria destacada.

“A los doce, me convertí en la alumna más chica del ‘Taller de Gonzalo Rodríguez Zambrana’, un espacio en el que él enseñaba con una generosidad tan profunda como su talento. Hice clases, bajo su singular mirada de exigencia, hasta cumplir los 18”, recordó la artista.

A los 18 dejó el taller y mantuvo una suerte de silencio creativo que rompió hace poco. Y lo hizo en el mismo taller donde enseñaba su padre, rodeada por los objetos y las referencias que nutrieron su mirada desde niña; en parte del mundo de Gonzalo Rodríguez Zambrana, que paulatinamente fue transformándose en su propio espacio.

“Tal vez dejé que pasara el tiempo, porque me sentí siempre expuesta al ojo crítico y muy poderoso de mi padre. Digamos que ahora he ganado en coraje y he ido consiguiendo una voz propia en la pintura”, señaló.

Rodríguez prefiere no encasillar ni definir su obra, porque no quiere que el concepto sea más fuerte que el lenguaje del pincel. “Trabajo porque la pintura hable por sí misma desde la fuerza y la sensibilidad”, dijo.

Más que influencias artísticas, siente una particular debilidad por la obra de los maestros de la “segunda oleada” de impresionistas, como Toulouse-Lautrec y Marie Cassat y por pintores estadounidenses como Andrew White y Jackson Pollock.

“En Lautrec encuentro fuerza y dulzura, y una gran capacidad de hacer que el óleo sea una voz de nostalgia y de profunda mirada interior. Admiro también al Picasso de los períodos azul y rosa, y la fuerza de White”.

El de María José Rodríguez no será el primero ni el último caso de una artista que prefirió mantener callada durante muchos años “la otra voz” y que se arriesga finalmente a pronunciar las primeras palabras, un despertar que compartirá con el público y la crítica desde el jueves 15 de marzo.

Hace muchos años, su padre le dijo que la pintura iba a estar siempre dentro de ella. “Y como los padres suelen tener razón, hoy esa voz, guardada por años, ha encontrado camino en esta muestra que viene a ser como una larga pronunciación de lo añorado”.