Dos problemas deslucen a la Ciudad Maravilla

Pasaron ocho años desde que se reubicaron a las vendedoras del mercado de comida La Bolita, cuando comenzaron a instalar sus carpas en el paseo de El Prado paceño. Ambos son problemas de orden urbano (aunque con diferentes demandas), sin que hasta la fecha ni la Alcaldía ni el Gobierno asuman acciones para resolver estos conflictos.

Desde el 2008, en la gestión del alcalde Juan del Granado, más de 22 vendederas de comida del popular mercado La Bolita, próximo al Teatro al Aire Libre “Jaime Laredo”, demandan a las autoridades municipales la reposición de su mercado, pues la infraestructura inaugurada en esa gestión está abandonada y se convirtió en un foco de contaminación ambiental y de inseguridad ciudadana, toda vez que alberga a personas que viven en situación de calle, que usan el lugar para consumir alcohol y drogas.

Luego del frustrado intento de reubicación, las vendedoras del mercado La Bolita se instalaron del lado izquierdo del Teatro al Aire Libre, cubriendo el mural que refleja 200 años, 200 historias, 200 personajes, personalidades y tradiciones paceñas plasmada en una superficie de 605 metros cuadrados, lo que equivale a 160 metros de largo por 5 metros de alto, convirtiéndola en la más grande obra pictórica mural realizada en el país.

La obra fue pintada por el artista Gastón Ugalde alusiva al Bicentenario de la Revolución.

El mural refleja a los héroes del país, pero lamentablemente está deteriorado por la lluvia y el sol que terminaron por deslucir la pintura. A ello se suma la falta de mantenimiento de las puertas, los vidrios rotos de las boleterías y el deterioro del atrio del teatro.

Rosario Romero, secretaria general de las vendedoras del mercado La Bolita, lamentó el “abandono” de las autoridades de la comuna, que las obliga actualmente a trabajar en precarias condiciones.

“Las autoridades de la Alcaldía se olvidaron de nosotros, el nuevo mercado no duró ni un año, se rajó y hemos tenido que abandonar el lugar, sin que hasta la fecha se enmiende este deterioro”, dijo la dirigente.

TEATRO DESCUIDADO

EL DIARIO evidenció las precarias condiciones en las que trabajan las vendedoras de comida del mercado La Bolita, pero también el abandono en el que se encuentra el Teatro al Aire Libre “Jaime Laredo” a pesar de ser un lugar emblemático, en el que se realizan conciertos de grupos nacionales e internacionales.

Pero lo peor son los olores fétidos que emanan desde el interior del destruido mercado, convertido en un nido de mal vivientes que salen a atracar a los transeúntes en horas de la noche.

Los vidrios que protegían la cúpula fueron destruidos por personas que viven en situación de calle, las que hicieron del lugar un improvisado refugio y donde continúan con el consumo de drogas y alcohol.

“De ese lugar salen en las noches a robar, son muchos los que se reúnen entre hombres y mujeres. Hemos llamado a la Policía pero no hace nada para retirarlos de ese lugar o clausurar los deteriorados negocios. Hace un año ya lo han incendiado”, se quejaron las vendedoras del mercado.

CARPAS DE EL PRADO

Otro de los conflictos de orden urbano es la instalación de precarias carpas en el Paseo de El Prado de la ciudad, que desde hace ocho año resta la imagen al atractivo que ostenta la Ciudad Maravilla del Mundo.

Las autoridades de Gobierno y de la Alcaldía deslindan sus responsabilidades para poner fin a tanta arbitrariedad, que se extiende ya por siete años. Se trataría de personas que se atribuyen ser víctimas de las dictaduras. Instalaron sus viviendas en carpas de lona en El Prado, frente al Ministerio de Justicia, exigiendo que el Gobierno cumpla la Resolución de las Naciones Unidas 60/147 ,que obliga a los Estados a reparar los daños ocasionados por las dictaduras.

En el Ministerio de Justicia esperan conclusiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en tanto que en la Alcaldía se informó que sería otro atentado a los derechos humanos el retirar a esas personas.

En este tiempo los paceños que a diario transitan por El Prado, que está situado en la parte más céntrica de la ciudad, ven con desagrado cómo ahora se tienen cada vez más carpas convertidas en viviendas, que atentan contra el urbanismo, que es desarrollo y prolijidad en sus espacios.

INDIFERENCIA DE REVILLA

En ambos casos, la población cuestiona la indiferencia del alcalde Luis Revilla, por su indiferencia en la comisión de este tipo de infracciones que se comete contra los espacios públicos más emblemáticos, pues no está haciendo cumplir una de sus mayores obligaciones y responsabilidades, hacer que la ciudad de La Paz luzca ordenada, limpia y sin viviendas de lona que desluzcan su calidad, como ahora ocurre, nada menos que frente a un Ministerio de Estado.