Una mujer fascinante

Película tensa, vibrante. Marina, camarera en un bar y aspirante a cantante, sale a tomar unas copas y a bailar con su pareja, mayor con 20 años; luego de lo cual él la lleva a su departamento y tras mutuas caricias y abrazos, Orlando se yergue del lecho y expresa que se siente mal, indispuesto. En tanto ella se aleja unos metros a buscar las llaves del auto, él se tropieza, da unos pasos y cae deslizándose por las escaleras del piso. Con dificultad lo traslada al coche y lo conduce hasta la clínica, donde el galeno lo examina y determina el fallecimiento. Por las heridas de la persona fallecida, Marina resulta sospechosa, además por ser una mujer transexual.

El hijo del fallecido, Bruno, la busca e interpela a Marina preguntándole qué hacían en el momento del deceso y desde cuando se veían. La esposa de Orlando la llama para que le devuelva el auto y conversa, prohibiéndole que vaya al funeral. La comisaria de turno le indica que en el cuerpo del fallecido encontraron marihuana; por lo que debía someterse a una prueba médica. El hijo de Orlando, Gabo, le comunica vía teléfono que incinerarán el cuerpo de su padre y le ofrece parte de las cenizas, a lo que ella se resiste y no admite.

Surge una escena interesante en la que el profesor de canto de Marina le hace interpretar una bella canción y su cuerpo se inclina hacia adelante sobre sus pies en difícil ángulo, casi imposible. Posteriormente ordena una corona, va a la iglesia y al escuchar el llanto de un niño trata de salir por donde entró y la echan del lugar, la siguen en un automotor y la secuestran ingresándola a la fuerza, liándole el rostro con cuerdas plásticas. Al poco tiempo la bajan del carro y la liberan.

Marina ingresa al local donde se produjo el velatorio y de modo nítido advierte la presencia de Orlando, a quien lo sigue y al encontrarse se besan. Desaparece de escena y ella continúa su búsqueda en el local y, al instante, ve el cadáver en posición horizontal sobre una plancha para la cremación. Ficción y realidad, todo parece fundirse cuando prevalece el amor y se percibe la ausencia del ser amado.

Finalmente Marina se viste de luto y entona una canción, acompañada de piano, violines y contrabajo. Fin, the end. La actuación de Daniela Vega, su mutación de chico a chica y de peluquera a actriz, es sorprendente al tener que luchar para defenderse y demostrar su integridad moral, pasional y, en definitiva, adquirir como transexual el perfil de una mujer fantástica. Esta producción pone de relieve el excelente estado del arte cinematográfico en el país trasandino, por lo que se justifica la distinción en la ceremonia de los premios Oscar como a la mejor película extranjera.