Hay preocupación en dependencias de Naciones Unidas por “el aumento de cultivos de coca en el país y que habrían llegado a una casi duplicación de las cantidades fijadas en su oportunidad”. Al respecto, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de Naciones Unidas en el informe sobre la coca para 2017, entre otros aspectos, señala: “La cantidad total de hoja de coca disponible para la venta en locales autorizados por el gobierno aumentó en un 4% en 2016, cerca de 22.000 toneladas, frente a 21.200 toneladas en 2015”. Sin embargo, indica la información: “La superficie total del cultivo excedente de coca erradicado anualmente en el país parece haber disminuido constantemente, tras el máximo mensurado en 2012”.
“La extensión permitida para los cultivos de coca se amplió de 12.000 hectáreas en la Ley 1008 de Régimen de la Coca y Sustancias Controladas de 1988 a 22.000 hectáreas en la Ley Nº 906/2017, Ley General de la Coca, por lo que la JIFE expresa su preocupación ante la casi duplicación de la superficie total autorizada para este cultivo, para los fines previstos en la reserva formulada en 2013 por el Estado Plurinacional de Bolivia en su readhesión a la Convención de 1961” (ED 2/3/18).
Sin embargo, en muchos párrafos del informe se hace referencia a declaraciones sobre los cultivos de coca; pero no se hace alusión alguna a muchos aumentos sustanciales. De todos modos, bien puede decirse que los incrementos de cultivos de coca en varias regiones -al margen de los cultivos del Chapare y los Yungas de La Paz- no han sido cuantificados. Mucho se ha dicho, por ejemplo, sobre que la región del Tipnis ha sido invadida por cocaleros cultivadores de coca; no faltan informes sobre otras regiones que afirman lo mismo y son los mismos proveedores en el mercado los que manifiestan que los Yungas de La Paz proveen cada vez mayor cantidad “porque la coca de los Yungas es suave y dulce, apropiada para el masticado” y, en cambio, el Chapare cochabambino produce “coca que es dura y amarga” y solo sirve para la fabricación de droga.
La verdad es que el gobierno, a través de las instituciones UMOPAR y FELCN ha señalado muchas veces “continuos procesos de erradicación” que se llevan a cabo en diversos sitios del país; pero parecería que el mismo narcotráfico se encarga de divulgar la especie de que requiere “mayores cultivos porque la demanda de droga está en aumento permanente”.
Es preciso convenir que los informes que recibe Naciones Unidas son elaborados por diversas entidades y lo que se consigue son promedios, que generalmente no obedecen a la realidad, porque los cultivos de coca ocupan hasta los lugares más ocultos o están entre árboles frutales y otros que crecen en el Chapare y muchos otros lugares. Seguramente en las reservas naturales también ya se ha escogido sitios aptos para los nuevos cultivos. Es preciso entender que el narcotráfico no descansa; en caso contrario, su supervivencia no estaría tan segura.
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