Las personas que están al frente de un volante todos los días, están expuestas a sufrir episodios de estrés, ira, frustración, impotencia, intolerancia, etc., principalmente cuando en ciudades como La Paz, el congestionamiento de vehículos se torna caótico, por diferentes motivos, como marchas, bloqueos o eventos de diferente naturaleza.
Por esas razones, muchos conductores pueden llegar a ser violentos y este factor podría provocar accidentes viales, donde seres inocentes pueden resultar con lesiones o incluso llegar a la muerte.
Muchos transeúntes nos hemos encontrado a menudo con conductores que aceleran y realizan cambios de carril bruscamente, se exceden en velocidad, no miden las consecuencias del uso frecuente de la bocina y todo es producto de un estado inconsciente del estrés (estado de tensión emocional y física que es provocado por diferentes situaciones). Y lo peor, cuando alguien comete un error o se pasa de “listo”, este tipo de conductor busca hacer justicia por mano propia o recurre a la violencia verbal e incluso es capaz de salir de su automóvil para cometer actos agresivos en contra de la integridad de quien causó su ira.
Por ello un conductor en cualquier circunstancia debe controlar su carácter y eludir cualquier tipo de enfrentamiento, del cual podría lamentarse posteriormente y evitar ser impaciente e intolerante, pues la conducción siempre es peligrosa e implica un riesgo latente, en el momento que nos ponemos nerviosos, causa que incrementará el ritmo cardíaco y los músculos se tensarán, por lo que al conducir un motorizado somos más tendentes a enojarnos y reaccionar.
Se afirma que la forma de conducir de una persona es una manifestación de la personalidad y es posible “descubrir” el carácter de una persona con sólo viajar a bordo de su automóvil, ya que el factor humano aparece como responsable en casi un 90 por ciento de los accidentes de tránsito.
En ese sentido, el factor de riesgo que va influenciar la conducción es la ansiedad -el estrés-.
El estrés puede incitar o hacer más frágil a una persona a un accidente de tránsito, causando comportamientos de conducción temeraria al disminuir las capacidades de captación, observación, cognitivas o motoras.
Otro de los factores de riesgo en la conducción es indudablemente el consumo de alcohol y/o sustancias controladas. La persona que consuma sustancias controladas y/o alcohol, tiene efectos a nivel cerebral, que se va a manifestar de forma física, afectando en la conducción.
El alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central, que estimula la disminución de la función psicomotora, la percepción sensorial y altera el comportamiento de la persona. Estas disminuciones, adheridas a la conducción de automotores, producirán resultados que serán perjudiciales, no solamente para la persona que acostumbre libar alcohol y conducir, sino también para los que se encuentran a su alrededor.
En cuanto a la percepción sensorial, la visión y la audición son dos de los sentidos importantes en la conducción. Con la ingesta de bebidas alcohólicas, la vista se deteriora, alterándose la visión periférica y la audición se altera, la capacidad de distinción entre los sonidos.
Para eliminar el estrés, el conductor de vehículos debe practicar cualquier tipo de disciplinas deportivas, además de alimentarse de manera saludable, pues la alimentación y el ejercicio físico determinan cómo nos sentimos.
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