Luis Asturizaga Salmón
Cada 23 de marzo los bolivianos recordamos un episodio nefasto, como ha sido el despojo de nuestro Litoral, con el que nacimos a la vida independiente el 6 de agosto de 1825, gracias a la espada gloriosa del Libertador Simón Bolívar, quien nos liberó del yugo español.
Nacimos con extensas y ricas costas marítimas en el océano Pacífico, siendo esta una realidad que nadie puede negar, menos un país como Chile, que fue precisamente quien usurpó el Litoral que poseíamos como dueños legítimos, de acuerdo con el “Uti Possidetis Jure”, que quiere decir “Posesión por legítimo derecho”.
Bolivia, que es la Hija Predilecta del Libertador Simón Bolívar, jamás dejará de reclamar por su heredad marítima y cualquier tribunal del mundo, sea el de La Haya u otro, se pronunciará haciendo prevalecer la verdad histórica. La verdad de los hechos siempre saldrá a la luz y estará siempre al lado de Bolivia, porque fue despojada ignominiosamente de extenso territorio por Chile. Y esto ningún tribunal lo puede poner en duda.
Con el sentimiento profundo de reivindicación nacemos los bolivianos y nunca descansaremos hasta que se haga justicia en relación con nuestra justa demanda marítima. La verdad no se la puede ocultar o borrar y está de nuestro lado.
Lo cierto es que todos los países vecinos cercenaron nuestro territorio de la forma más ignominiosa, aprovechando que nuestras fronteras estaban desguarnecidas, apoderándose de extensos y ricos territorios, dejándonos con menos de la tercera parte del territorio con que el que habíamos nacido en 1825.
Esta es la triste realidad histórica de nuestro país, quitándonos, como consecuencia, posibilidades de progreso, por la falta vital de acceso soberano al mar. Por ello no habrá paz, hasta que el país usurpador y causante de nuestro subdesarrollo tome conciencia de este hecho que perjudica enormemente a Bolivia.
A pesar de todas las mutilaciones territoriales, estamos seguros de que un día no lejano, nuestro país será reivindicado por la razón y el derecho y volveremos a ser como el Libertador soñó para su Hija Predilecta.
Mientras tanto, los bolivianos tenemos que hacer promesa de fe para que nuestro país sea grande y poderoso. Bolivianos y bolivianas, trabajemos todos sin odios ni rencores, pensando solo en nuestra Patria.
Volver al mar no es una aspiración sino un derecho, porque, como todo el mundo lo sabe, Bolivia nació con amplias y ricas costas marítimas que deben volver a su legítimo dueño, por la fuerza de la razón.
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