Noticia alentadora es la difundida en sentido de que directivos del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) estarían en tratativas con el gobierno para volver a operar con sus naves. La medida, de ser efectiva, cubriría una gran necesidad porque desde que cerró sus operaciones, aunque reemplazada por Aerosur, la aviación comercial en nuestro país ha dejado de ser lo ideal y nunca ha podido reemplazar los servicios del LAB.
Esta empresa de aeronavegación ha surcado los cielos del país desde el año 1925 y fue la primera empresa en Sudamérica que inauguró un servicio de pasajeros que, con el tiempo, llegó a varios países del continente y sus vuelos llegaron hasta España. Sus servicios, aunque con todas las limitaciones horarias que caracteriza a todas las compañías aéreas del mundo, han sido buenos porque el público aceptó a la aerolínea y la apoyó permanentemente.
Se ha intentado que sea reemplazada por BoA, una empresa aérea creada sin mayor planificación y que adolece de muchas fallas, porque así lo demuestran sus operaciones; es una empresa que si bien ha tratado de cubrir todas las líneas que tenían a su cargo tanto el LAB como Aerosur, no pudo reemplazarlas con eficiencia y cumplimiento de horarios.
En los años de su cierre obligado, el LAB ha tratado de convenir con el gobierno nuevos períodos de regularización; pero le ha sido negada cualquier autorización alegando “graves estados de quiebra”. Ahora, la Dirección de Aeronáutica Civil alega que el LAB “no cumple las condiciones exigidas”; por su parte, el Servicio de Impuestos Nacionales asegura que “tiene deudas millonarias”. El LAB, por su parte, querría que se haga una conciliación de cuentas -procedimiento que no se realizó- y establecer cuál es la realidad.
Sin embargo de las “deudas millonarias”, el propio SIN informa que “se ha confiscado muchos bienes de propiedad del LAB, como es el caso de aeropuertos, muchos terrenos, edificios, oficinas, muebles, enseres, stock de repuestos, etc., etc.”. Lo extraño es que los directivos de la empresa piden autorización para operar nuevamente, previamente estableciendo qué es lo que tenía y cuánto de ello ha sido confiscado “en pago de lo adeudado”; pero el gobierno, sin explicación alguna, niega cualquier autorización.
El hecho de que American Airlines cancele operaciones desde La Paz y lo haga solamente desde Santa Cruz, muestra la urgencia de rehabilitar el LAB, porque BoA no podrá atender esa falencia que será muy perjudicial para el país y especialmente para La Paz. El LAB es una línea netamente nacional, no creada al calor de políticas de ninguna clase y que operó eficientemente hasta su cierre y si adoleció de muchos problemas, se debió a errores administrativos, carencia de medios para cancelar deudas y alquiler de aviones; altos intereses que le cargó Impuestos Nacionales y ninguna colaboración de las autoridades de gobierno para que continúe sus operaciones. Más importó la creación de BoA que, no obstante el tiempo que opera, no mejora sus servicios. El LAB, otra vez en los cielos del país, debería recibir la cooperación del gobierno y de la colectividad, ya que sus servicios han sido siempre bien catalogados, reconocidos y prestigiados por los usuarios y países extranjeros que la consideraban una de las mejores líneas aéreas de Sudamérica.
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