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METRO CUADRADO

Invasión De Vías Públicas



 GALERÍA(5)

“Casi común y normal” en las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz y otras ciudades, el espacio público es concebido como la expresión de una apropiación social por lo general en la vida colectiva de los ciudadanos, quienes de manera directa e indirecta avalan el movimiento informal del comercio que desordenan e invaden las aceras, calles, avenidas y algo peor, cada vez quedan menos espacios para los peatones.

La Paz de a poco se convierte en un “Mercado Persa”, si bien el municipio evita la invasión de los comerciantes ambulantes, sin embargo estos toman más espacios en el centro de la ciudad. Prueba de los que se dice es que a pocos metros el mismo Palacio de Gobierno la venta de productos es evidente.

En Santa Cruz se enfrenta al municipio al no querer ingresar con su venta a los mercados, lo mismo ocurre en Cochabamba que cuando hay feria, los vendedores hormigas aparecen de todos los lados y deambulan en la Cancha y otros lugares con sus productos en las manos.

EN EL DÍA

Los ambulantes, han hecho de la ciudad un mercado, en el día recorren con sus carritos y se ubican en las esquinas o lugares poblados de ciudadanos y venden desde empanadas hasta ropa, cosméticos, dulces, queso, mermeladas, antenas y otros, hay también de los “vendedores-estantes” que utilizan su cuerpo para adosar productos y girar por donde deseen, los que venden relojes, y el ingenio continua en contra de las normas de la comuna. Para el colmo llegan mochileros del exterior entre argentinos, uruguayos, brasileños, chilenos y ocupan las esquinas del centro con exhibiciones “circenses” para recaudar fondos y logran sobrevivir, ya que son turistas que no vienen con dinero, por el contrario viven con estas dádivas de los ciudadanos de la región donde se encuentran.

POR LA NOCHE

Mientras que por la noche, la situación se profundiza, ya que el control del municipio desaparece y la invasión de los comerciantes ambulantes invaden las calles, la peatonal de la Pérez Velasco. Algo peor en San Francisco, donde “parcelearon” los espacios “tienen dueños” se trata de grupos que se dedican a contar chistes, payasos, bailarines que tiene reservados el lugar y virtualmente es imposible despejarlos si otro intenta ocupar el lugar. Son los mismos quienes protagonizan la ocupación de espacios, pero no es circunstancial. Agregar que a ese movimiento se suman las vendedoras de ropa, carteras, chompas usadas, hasta vendedoras de anticuchos que de repente, aparecen en cualquier lugar de las calles.

OTROS LUGARES

Metro Cuadrado efectuó una verificación por observación en el centro de la ciudad y se puede mencionar que los lugares más vulnerables, son la calle Comercio, Mariscal Santa Cruz, atrio de la Umsa, El Prado, San Francisco, Plaza Alonso de Mendoza, Eguino, Manco Kapac, Tumusla, Garita, Cementerio, calle Murillo. Mientras que al Sur, la 17 de Obrajes, Entrada a Irpavi en la calle 13 de Calacoto, El mismo puente de Calacoto, donde los vendedores ya se apostaron y normalmente aparecen entre la tarde-noche.

OCUPAN ACERAS, PLAZAS, PASILLOS

Gran parte de estos vendedores ocupan las aceras, plazas, pasillos, peatonales que son exclusivamente para el transitar de los ciudadanos, pero que también son responsables, porque adquieren productos en cualquier lugar de las calles. Muy probable que las limitaciones de la economía del país y la falta de fuentes de trabajo sean los motivos de esa “invasión” de vendedores informales y otros que eclosionan los espacios públicos. “Vendedores informales”, denominados de esta manera, representan una actividad económica paralela a la formal, pero que llegado el momento subsisten con la venta ante una disminución del poder adquisitivo, y una razón para desarrollar esta actividad, y donde la apropiación de la vía pública es vital. Representa un mecanismo efectivamente de sobrevivencia económica, que va en contra de las reglas oficiales, en consecuencia ilegal, gozando de cierta tolerancia por parte de las autoridades locales y nacionales, además exentas de las autorizaciones correspondientes o patentes vigentes.

ACERAS COLAPSADAS

La invasión y posesión de la vía pública como: peatonales, aceras, plazas, calles, pasillos, peatonales y otros, es un fenómeno acelerado que adquiere importancia por los efectos que causa como resultado de la convivencia entre los actores sociales que compiten por la utilización del espacio con diferentes propósitos. Por ejemplo en la avenida Apumalla, mercado Huyustus, donde venden muebles, invaden las aceras con su labor cotidiana y el peatón pasa entre medio de cables, tornos, andamios, soldadores, caso contrario en medio de cajones, venta de plásticos, fideos, harina, venta de frutas en el suelo. En la realidad, esa competencia enfrenta a los vendedores informales en vía pública y a los establecidos, pero llegado el momento y en “silencio” conviven, porque el dueño de casa o del frontis autoriza en muchos el apostamiento de los vendedores circunstanciales, bajo un pago diario. A eso añada el colapso vehicular y entonces el ciudadano termina esquivando a comerciantes o negocios que invaden las aceras, vendedores ambulantes, con carritos, el trasporte, para el colmo las aceras son tan angostas.

ESPACIOS

Se desplegaron una serie de medidas por parte de la comuna, pero que fracasa, ya que también el sostenimiento de control permanente a los vendedores es oneroso y que el mismo sale de los impuestos de los ciudadanos. En su momento de apostó por la reubicación de los vendedores, tampoco resultó, pero las coyunturas políticas, como los procesos electorales, se apostó a la tolerancia del comercio informal “A cambio del establecimiento de compromisos políticos con estos grupos; las instituciones reconocieron y permitieron la ocupación de la vía pública, pasando por alto el cumplimiento de algunas normas y recibieron apoyos económicos y en especie para concretar sus planes políticos”. Similar a lo que hace el gobierno actual con los movimientos sociales.

Además que los permisos, que supuestamente deben regular a los vendedores, en ciertos momentos se tornan herramientas de negociación de acuerdo con el interés del sector vendedor, que registran su valor: para los comerciantes, son la garantía de que poseen los derechos sobre el espacio público. Mientras que para las autoridades de la comuna, es la forma de manejar y dirigir a estos grupos con “fines políticos”. Sin importar si tiene permiso o es reprimido, este sector de la sociedad, por su crecimiento y los efectos que éste conlleva, ha ganado el reconocimiento como persona normal dentro su actividad y cotidiano de venta informal en las vías públicas frente a eso los guardias municipales perdieron autoridades o en todo caso son cómplices de tal situación.

Entonces para los vendedores ambulantes los espacios son una vía para negociar políticamente el reconocimiento legal. En consecuencia, encontramos que las reglas en cuanto a la utilización del espacio son negociadas entre los distintos actores echando mano del enfrentamiento, que pone en juego las representaciones y en el cual cada uno intenta imponer su visión. Al final no existe un ordenamiento en favor de los ciudadanos consumidores, que ingresan también en el juego de la informalidad…y el desorden está hecho. En Santa Cruz, hicieron mercados para los vendedores informales y formales, pero llegado el momento prefieren vender en las calles y no ingresar a los recintos, ya que el argumento es que no venden al igual que en las calles. Y mucho tiene que ver el ciudadano, corresponsable de adquirir productos de los informales.

 
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