En espera del fallo

Las nuevas generaciones palpitan con el ritmo del momento histórico, siempre lo hicieron. Tienen conocimiento de lo que ocurre en su entorno, ahora más que nunca, porque duermen y despiertan con la tecnología.

Posiblemente en sus horas libres bailen diablada, morena o tinku, pero en el fondo viven pendientes del acontecer nacional, que genera noticia dentro y fuera de nuestras fronteras.

En consecuencia, las nuevas generaciones están tomando debida nota de todo cuanto ocurre en relación con el tema del mar, lo hacen con una inquietud única, transparente y libre de toda contaminación política. Para ello utilizan diversos medios, como la comunicación virtual, que les ofrece información oportuna. Y ay de aquellos que se equivoquen sobre el particular, pues tendrán que atenerse a las decisiones que ellas asuman. Es que estas generaciones no representan el futuro sino el presente. Además representan una fuerza incontenible, con capacidad para tomar decisiones de interés nacional.

Las nuevas generaciones están tomando apuntes acerca de quienes caminan con la verdad y de quienes manejan la mentira con fines inconfesables, en este asunto que está en manos de la justicia internacional.

Asimismo de quienes adoptan actitudes demagógicas o politizan la causa marítima con afanes distraccionistas. El oprobio de las nuevas generaciones recaerá sobre todos los elementos que manipulan el sentimiento patriótico nacional.

En la retina de las nuevas generaciones está grabada la jornada del banderazo que movilizó a la ciudadanía. La postura, asimismo, de un político de filiación mirista, que se mostró reticente con la causa marítima, al rechazar una invitación oficial de acompañamiento a La Haya. Así como el viaje, también del gobernador cruceño y sus invitados, con la comitiva gubernamental, a la sede de la justicia internacional, a fin de presenciar los alegatos, dentro del proceso judicial instaurado por Bolivia contra Chile. Y la conferencia de prensa ofrecida por el Primer Mandatario, en ocasión de la asunción al mando del nuevo Presidente chileno, donde tendió la mano de la amistad boliviana al gobierno y pueblo vecinos.

Una frondosa delegación, compuesta por oficialistas y opositores, es decir de izquierdistas y derechistas, que seguramente ratificaron la unidad nacional, por la cuestión marítima, estuvo en La Haya, con motivo de la presentación de los alegatos orales de Bolivia. Y tal como se movilizaron, tendrán que compartir también las responsabilidades que implicará el fallo, favorable o no para el país, que dictaminará ese alto tribunal de la Organización de Naciones

Unidas.

En suma: las nuevas generaciones esperan el fallo de la CIJ para ver el futuro que les aguarda.