En la presente Semana Santa están los días culminantes de la Cuaresma, los que el domingo concluyen con la Resurrección, que es sinónimo del triunfo de Cristo, por ser el final del drama de la Pasión y la alegría inmensa que sigue al dolor.
En el rito latino, la Cuaresma empieza el miércoles de ceniza y concluye con la “Misa de la Cena del Señor”, en la tarde del Jueves Santo. De acuerdo con la historia del cristianismo, la duración temporal proviene de varias referencias bíblicas y simboliza los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la permanencia del pueblo judío en el desierto, los 40 días de Moisés y Elías en la montaña y los 40 días de Jesús en el desierto antes de comenzar su ministerio.
La Cuaresma tiene 5 domingos, más el domingo de Ramos (seis en total). La Iglesia los dedica a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. Es, por tanto, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la misa católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial, excepto el jueves santo, en la misa de la cena del Señor, ni el “Aleluya” antes del evangelio.
La enciclopedia libre Wikipedia anota que la Pascua tiene mucha relación con el calendario agrícola y el tiempo de renovación de la tierra. La práctica de la Cuaresma data del Siglo IV, cuando se produce la tendencia de constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia de ingesta de carne, pero ésta se aligera o se concluye, aunque se debe observar un espíritu penitencial, de conversión y de oración.
Cristo, al celebrar la Pascua en la Cena del Jueves Santo, dio a la conmemoración tradicional un sentido nuevo y mucho más amplio. Deja sentado que no es a un pueblo, a una nación aislada a quien Él libera, sino al mundo entero, al que prepara para el Reino de los Cielos.
La pascua cristiana, según las versiones históricas, es ante todo la representación del acontecimiento clave de la humanidad, la Resurrección de Jesús después de su muerte consentida por Él para el rescate y la rehabilitación del hombre caído.
El misal católico ofrece otras dos posibilidades, no para fomentar la comodidad y la facilidad, sino en previsión de las dificultades que puedan impedir el cumplimiento fidedigno de las celebraciones pascuales.
La iglesia celebra cada año los grandes misterios de la redención de los hombres con la misa que tiene lugar en las horas vespertinas del jueves de la Semana Santa, que es cuando la comienza el Triduo Pascual y evoca aquella última cena en la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre, con los simbolismos del pan y el vino, que los entrega a los Apóstoles para que los sumiesen, instándoles a que ellos y sus sucesores en el sacerdocio también hagan de igual forma.
En suma, toda la atención del espíritu debe centrarse en los misterios que se recuerda en la misa, es decir la institución de la Eucaristía, la institución del Orden sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la práctica permanente de la caridad fraternal entre los seres humanos.
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