Hace décadas, estudios pormenorizados han establecido que el Cerro Rico de Potosí “corre peligros inminentes de derrumbe”, debido a la explotación irracional a que han sido sometidas las diferentes galerías, en muchos períodos de la minería extractiva de plata y plomo en la región. En las últimas décadas, son las cooperativas mineras las que han explotado muchas galerías del lugar, aunque, según los entendidos, en ninguna época se ha respetado normas elementales para cuidar los soportes de esas galerías, para la buena conservación de pilares de sostenimiento y otros que, aunque provisionalmente, se ha instalado.
Hace mucho tiempo, expertos franceses han sostenido la “necesidad de construir, en el interior de cada galería, pilares de cemento, fierro y piedra que sostengan la estructura del cerro” y, además, recomendaron la suspensión de todo trabajo de extracción o, si se lo hace, que sea cumpliendo normas muy estrictas que eviten peligros para la estructura que ha sido explotada desde tiempos de la Colonia, cuando los conquistadores extrajeron mucha plata; posteriormente lo hizo la Empresa Minera Unificada y, mucho después, mineros cooperativistas.
La persistente caída de lluvias en los últimos meses ha contribuido grandemente para que se humedezcan los diversos sectores y el agua penetre en grietas que se produjeron con el paso del tiempo; si a todo ello se añade la falta de previsión y utilización de técnicas apropiadas, no es extraño que haya el peligro de hundimientos que podrían tener graves consecuencias, especialmente si los mineros que aún realizan trabajos y se encuentran asentados en los diversos túneles no los abandonan prontamente. Pero lo sensible es que las prevenciones que se hubiese hecho a los trabajadores que laboran en las galerías no han tenido efecto.
Dirigentes mineros informan estar dispuestos a abandonar el cerro, pero requieren de condiciones apropiadas para asentarse en sitios que habrían sido fijados por las autoridades. Lo que esperarían es que efectivamente “se construya los campos de acceso a los yacimientos, encarar los recortes en las minas y construir toda la infraestructura de servicio incluidas las casuchas para los que ingresen a extraer las cargas mineralizadas”. Los dirigentes de cooperativistas que sean trasladados desde el Cerro Rico, aunque sin decirlo específicamente, seguramente esperan que sean las autoridades las que se encarguen de “preparar todo el terreno para que ellos, los mineros, se pongan a trabajar”.
En todo caso, todos ellos tendrían que ser los actuantes y responsables principales para efectuar labores de seguridad y buena explotación en toda la región destinada y que reemplace, con alguna ventaja, las labores realizadas en el mismo cerro. Lo principal es iniciar de inmediato todos los trabajos que impidan el hundimiento del Cerro Rico.
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