“Ninis” de Bolivia sin futuro

En Bolivia existen más de180.000 jóvenes de entre 18 y 25 años con un futuro incierto. Ya que este número aproximado de la población se encuentra en la franja denominada “ninis” entendida como la gente que ni estudia ni trabaja.

La mayor parte de esta población habitan los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz de acuerdo al informe de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Y es que si bien existen factores los que causan este fenómeno como la pobreza, la falta de incentivos educativos las pocas posibilidades de empleo, también hay razones relacionadas con la vulnerabilidad y la carencia afectiva.

Un estudio del Banco Mundial (BM) indica que en América Latina, 20 millones de personas (de 15 a 19 años) no estudian ni trabajan. Esto aumenta la incidencia de que los jóvenes sean criminales.

De acuerdo al BM, el segmento de la población que tiene entre 15 y 24 años –y que está compuesto por “ninis”– afecta directamente a la economía.

No hay excusas para no estudiar. En el país, la población que tiene entre 25 y 34 años cuenta con niveles de escolaridad altos, comparado con otras generaciones, señala el informe del BM.

Para la licenciada Paola Alarcón Caballero, psicóloga especialista en educación, los factores que han contribuido a la aparición de esta generación en el país están relacionados con la mejora en la calidad de vida haciendo que actualmente la sociedad sea más tolerante, las comodidades en la forma de vida además de la tecnología han transformado a estas generaciones en personas más individualistas.

Refirió que la falta de deseos de superación por comodidad de los hijos y tal vez un miedo a la soledad por parte de los padres. Acompañados de ciertas ideologías acerca de que “estudiar favorece al sistema”, puede estar casado con el pensamiento “no quiero trabajar para hacer rico a otro o a una empresa”, seguido de la falta de empleo, el deterioro de los salarios y el incremento de la explotación laboral.

INDIVIDUOS QUE NO APORTAN

Alarcón indicó que esta situación podría asemejarse con una receta para el desastre pero, ¿qué propone esta generación? ¿Cómo plantean salir de ese estancamiento social? Nada.

“Es aquí cuando se manifiesta un problema, porque son individuos que no aportan ni en el núcleo familiar ni en el círculo amigos o a la sociedad en general”, manifestó la profesional.

Señaló que existe una falta de compromiso absoluto que conlleva a una falta de responsabilidad, “un nini no tiene compromiso ni con ellos ni con otros”, agregó.

De igual manera, manifestó que otro factor es la infantilización de la juventud, proyectos inconclusos son características de esta generación.

FAMILIA LA BASE DEL PROBLEMA

“Personalmente podría decir que la familia es la base de este problema ya que la sobreprotección, falta de límites, falta de valores y no hacer sentir a los hijos valorados e importantes, sobre todo útiles, son el detonante para tener en la actualidad una generación Nini”, aseguró la profesional.

Dijo que el hecho de mantener a los hijos en una zona de confort desde la infancia, donde sus necesidades son totalmente satisfechas por los progenitores, extendiendo esta etapa indefinidamente, aporta negativamente a gente nini. Por el otro lado, los progenitores también entran en este círculo vicioso, si podríamos llamarlo así, donde ellos sienten la necesidad de seguir ilimitando la satisfacción de las necesidades de sus hijos, cuando deberían promover la autonomía y la independencia”, aseveró Alarcón.

Este panorama genera una pérdida de rumbo propio de los jóvenes quienes se preguntan: ¿hacia dónde va mi vida si no tengo claro que quiero hacer con ella? Y es así que cuando se habla de un proyecto y de su no concreción, lo que los frustra al no poder encontrarse a sí mismo haciendo algo que los llene y que signifique un desarrollo a largo plazo.

Son personas que carecen de un proyecto de vida no construyendo un camino a medida que uno va creciendo y poniendo metas y alcanzándolas poco a poco.

TRABAJO EN EQUIPO

Desde el punto de vista psicológico y el compromiso social que tenemos como profesionales en salud es trabajar en equipo con diferentes sectores en educación, economía y entidades gubernamentales para generar posibilidades de formación especialmente diseñadas para que esta generación adquiera herramientas, conocimientos y sobre todo capacidades que le hagan afrontar el futuro, y de esa manera no sea un sector marginado.

“Hay que encontrar la forma de incluirlos en la sociedad, ya que es un porcentaje bastante elevado a nivel mundial”, concluyó la profesional.