Homeostasis

La palabra homeostasis deriva del griego homeo = similar y estasis = estado o estabilidad. Es una propiedad que tienen todos los seres vivos, pues es la capacidad de mantener estable el medio interno del organismo compensando todos los cambios del medio externo. Por ejemplo: mantener la temperatura corporal estable, regular la concentración de glucosa en la sangre (glicemia), el nivel alcalino (pH) en el cuerpo.

La homeostasis se debe gracias a que todos los tejidos, órganos y sistemas funcionan coordinadamente y relacionados unos con otros, mediante el control del sistema nervioso y el sistema endocrino, encargados de coordinar y mandar señales (impulsos nerviosos u hormonas) en el momento preciso y a los sitios apropiados.

SISTEMAS DE CONTROL O RETROALIMENTACIÓN

La homeostasis requiere para su mantenimiento, un conjunto de mecanismos y el principal de ellos se denomina retroalimentación o feedback, que es un sistema potencializador de respuesta ante la presencia de un estímulo. Existen dos tipos de retroalimentación:

RETROALIMENTACIÓN POSITIVA

Son mecanismos generalmente auto limitantes y poco comunes. Se desencadena con el propósito de potenciar o amplificar la respuesta del organismo al estímulo inicial. Por ejemplo: las contracciones uterinas en el proceso del parto, la formación de un coágulo por una herida, etc.

Cuando se rompe un vaso sanguíneo se libera un factor de coagulación, el cual estimula la aglutinación de plaquetas causando reacciones en cadena que aumenta aún más la cascada de la coagulación, para producir fibrinógeno, este inducirá la formación de fibrina que es la encargada de formar el coágulo, llegándose así, a reparar el vaso sanguíneo.

RETROALIMENTACIÓN NEGATIVA

Es el principal mecanismo de control de la homeostasis. Produce un efecto contrario al estímulo inicial; es decir, si algún factor dentro del organismo se vuelve excesivo o insuficiente, la retroalimentación negativa actuará para devolver al organismo a sus niveles normales. Por ejemplo: el control de la temperatura, la glicemia, la respiración, la presión arterial, la digestión, la absorción de nutrientes, entre otros.