De forma sostenida, la economía de Bolivia se ha ampliado y consolidado como una economía de comerciantes y productores de mínima cuantía, que se extiende por todos los rincones del territorio, continuando su crecimiento diario, y además de organizarse en poderosos gremios corporativos, en algunos casos impone al gobierno el dictado de medidas legales de acuerdo con sus intereses. Así mismo, ha establecido su propia ideología y va adquiriendo poder político paulatinamente.
Ese fenómeno socio-económico no es reciente, tiene su origen a mediados del siglo pasado, pero se fortalece con intensidad y forma arrolladora a partir de principios del presente siglo, llegando inclusive a funciones de gobierno, desde las cuales esta clase social de comerciantes refuerza los factores que determinaron su existencia y desarrollo. Es más, creó sus propios procedimientos para mantenerse vigente, tiene ambiciones para prorrogarse en el poder y cree que su bienestar será eterno.
El caso paradigmático de este sector social de pequeños empresarios y capitalistas es el de los comerciantes de mínima cuantía, que se han apoderado de todos los mercados urbanos del país. Su principal característica es que nada produce y ha ampliado sus actividades al contrabando y la venta de productos importados (especialmente chinos) en las calles, cafeterías y en especial en oficinas donde la burocracia, insensible y satisfecha con altos sueldos, compra mercancías importadas, por su calidad de sector privilegiado del Estado.
Para prueba basta un botón. En efecto, en la actualidad solo La Paz cuenta con 10.000 pequeñas “empresas industriales” activas, dato genérico que solo es una aproximación a la realidad, ya que el 80% de esa masa está formado por “empresas” pequeñas y unipersonales, el 19 % por medianas y solo el uno por ciento por grandes (INE). Datos similares se registra, con agravantes, para poblaciones del interior. (En Santa Cruz creció en 6,64%, en Potosí en 7,49%, en Cochabamba en 5,54%).
Dichas referencias cuantitativas indican que estos pequeños capitalistas están organizados en gremios a nivel local, departamental y nacional. En últimos cinco años solo en El Alto se formaron 194 nuevas asociaciones de gremiales. Es más, hace cinco años eran solo 300 y ahora pasan de 500, con unos 50 mil afiliados. El 39% de la población activa de La Paz se dedica al comercio, transporte, almacenes, a otros servicios el 17,3 % y a la industria manufacturera artesanal 21%. La población obrera asalariada es insignificante.
Los datos visibles más objetivos de ese “progreso” de la pequeña economía de tipo mercantilista son el aumento de vendedores minoristas ambulantes en calles céntricas, ventas de alimentos alrededor del Palacio de Gobierno, ministerios y otras reparticiones, así como el crecimiento de las ferias, etc. Ese aumento elefantiásico del comercio se debería al desempleo, pobreza, migración campo-ciudad, y otros factores, en medio de la bonanza del Estado que hace inversiones multimillonarias en obras faraónicas.
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