• Expertos aseguraron que la enfermedad terminal es causa del consumo de alcohol
Georgia (EEUU).- Un nuevo estudio indica que los pacientes con cáncer de hígado relacionado con el alcohol a menudo no viven tanto tiempo como los pacientes con cáncer de hígado que no está vinculado con el consumo de alcohol, principalmente debido a diagnósticos en etapas posteriores. Publicados en la edición digital de ‘Cancer’, una revista revisada por pares de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, los hallazgos indican que se deben hacer esfuerzos para mejorar tanto la detección de signos tempranos de cáncer de hígado como en la gestión del abuso de alcohol.
El cáncer de hígado es la segunda causa principal de muertes relacionadas con el cáncer en todo el mundo, y las infecciones por hepatitis B y C son las principales causas. El abuso del alcohol y la enfermedad del hígado graso no alcohólico son otros factores de riesgo dominantes. Debido a las mejoras en el tratamiento de las infecciones de hepatitis y al incremento del consumo de alcohol en algunas regiones, es probable que el alcohol se convierta en la principal causa de cáncer de hígado en el futuro cercano.
FRANCIA
Según publicación de Europa Press, de hecho, el alcohol ya es la primera causa de cáncer de hígado en Francia y está involucrado en entre el 25 por ciento y el 30 por ciento de los diagnósticos en Estados Unidos. La cifra real de Estados Unidos es probablemente más alta, ya que a menudo no se informa sobre el consumo de alcohol cuando hay otro factor de riesgo presente.
Para comparar aspectos de cáncer de hígado relacionado con el alcohol y sin alcohol, Charlotte Costentin, del Hospital Henri-Mondor, en Francia, y sus colegas examinaron a 894 pacientes con cáncer de hígado recién diagnosticado que fueron seguidos durante cinco años; 582 pacientes (65 por ciento) tenían antecedentes de abuso crónico de alcohol y 312 (35 por ciento) no. Los científicos también registraron si los pacientes con cáncer de hígado asociado con el alcohol eran abstemios o no en el momento del diagnóstico de cáncer.
Un total de 601 pacientes murieron al momento de los análisis finales de los investigadores. Los cánceres de hígado relacionados con el alcohol presentaban más probabilidades de ser difusos y se detectaron en pacientes con peor función hepática. La mediana de supervivencia global fue de 9,7 frente a 5,7 meses en los grupos no relacionados con el alcohol y vinculados con el alcohol, respectivamente.
SUPERVIVENCIA
Sin embargo, la agencia española informó que cuando los científicos analizaron individualmente cada estadio del cáncer, la supervivencia fue similar en los pacientes con cáncer relacionado con el alcohol y sin alcohol. Los hallazgos sugieren que los pacientes con cáncer de hígado relacionado con el alcohol tienen una supervivencia general reducida, principalmente debido a una peor función hepática y características del tumor en el momento del diagnóstico.
El análisis también examinó si los pacientes estaban participando en programas de seguimiento de cirrosis antes de que se diagnosticara su cáncer. La mayoría de las personas que desarrollan cáncer de hígado muestran signos de cicatrización o cirrosis en el hígado, y las guías internacionales recomiendan realizar ecografías cada seis meses para detectar el cáncer de hígado temprano en pacientes con cirrosis.
Los pacientes cuyo cáncer de hígado se detectó durante un programa de seguimiento de la cirrosis mejoraron la supervivencia en comparación con las personas cuyo cáncer fue diagnosticado de manera incidental. Esto fue especialmente pronunciado en pacientes con enfermedad hepática no relacionada con el alcohol o aquellos con enfermedad hepática asociada con el alcohol que ya no beben alcohol en comparación con pacientes que continúan bebiendo.
ALCOHÓLICOS
Además, los pacientes alcohólicos no abstinentes tuvieron la supervivencia más baja en el estudio, incluso cuando se restringió el análisis a las personas que participan en los programas de seguimiento de la cirrosis. “Para mejorar el pronóstico del cáncer de hígado en la población alcohólica, se deben realizar esfuerzos para implementar programas de detección eficaces tanto para la cirrosis como para el cáncer de hígado y para mejorar el acceso a los servicios de tratamiento del alcoholismo”, dijo Costentin.
“Una carga tumoral más pequeña y una mejor función hepática en el momento del diagnóstico deberían traducirse en mayores tasas de pacientes con cáncer hepático relacionado con el alcohol susceptible de tratamiento curativo, como resección o ablación tumoral y trasplante hepático”, concluyó el experto.
ALCOHOL
En tanto, la agencia abc.es reflejó que cada año se diagnostican en nuestro país en torno a 5.900 nuevos casos de cáncer de hígado, muy especialmente en varones y personas mayores de 50 años. Un tipo de tumor que, si bien sexto en frecuencia a nivel global, se corresponde con la segunda enfermedad oncológica más letal en todo el mundo. La razón para esta elevada mortalidad se explica por los retrasos en el diagnóstico de la enfermedad -en sus fases iniciales no presenta síntomas específicos- y, sobre todo, por la falta de tratamientos eficaces una vez el tumor ha progresado.
De ahí la importancia, vital, de evitar los factores que aumentan el riesgo de padecer un cáncer de hígado. Muy especialmente el consumo excesivo de alcohol. No en vano, y como muestra un estudio dirigido por investigadores del Hospital Universitario Henri-Mondor en Créteil (Francia), los pacientes con cáncer de hígado causado por el alcohol presentan la menor supervivencia de todos los afectados por este tipo de tumor.
Como explicó Charlotte Costentin, directora de esta investigación publicada en la revista «Cáncer», «en aras de mejorar el pronóstico del cáncer de hígado en la población alcohólica, resulta necesaria la implementación de programas de cribado efectivos tanto para la cirrosis como para el propio tumor, así como mejorar el acceso de los pacientes a los servicios para el tratamiento del alcoholismo».
TUMORES
Las infecciones por los virus de las hepatitis B y C constituyen las principales causas de desarrollo de cáncer de hígado en todo el mundo. Unos desencadenantes cuyo segundo escalón estaría ocupado por el consumo excesivo de alcohol y por la esteatosis hepática no alcohólica -el consabido ‘hígado graso’-.
Sin embargo, los dados los avances alcanzados en el tratamiento de las hepatitis B y, sobre todo, C, se espera que el alcohol se convierta en principal factor de riesgo de este tumor en los próximos años.
De hecho, el abuso del alcohol ya es la primera causa de cáncer de hígado en Francia. Un consumo ‘desmadrado’ que, además, supone el origen de hasta un 25-30% de los casos que se detectan cada año en Estados Unidos –si bien el alcohol es descartado cuando hay otro factor de riesgo, por lo que su implicación en el desarrollo de la enfermedad es probablemente mucho mayor.
ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
La investigación se van a centrar en nuevas vías para el tratamiento de la cirrosis, con el fin de recuperar la función hepática, reducir la necesidad de trasplante y prevenir el desarrollo del cáncer de hígado; en estrategias de inmunoterapias centradas en la vacunación terapéutica y en la terapia celular adoptiva frente a este cáncer y el desarrollo de nuevos métodos para atacar las células cancerosas inhibiendo genes alterados del tumor.
El proyecto HepaCare que publicó la agencia EFE, es fruto del convenio de colaboración que han suscrito la fundación la Caixa y el CIMA, en virtud del cual la entidad bancaria destina 2.850.000 a la investigación, que no parte de cero, sino que continúa más de veinte años de trabajo en ese campo. Se desarrollará a lo largo de cuatro años y contará con un equipo multidisciplinar integrado por unas treinta personas.
En ese marco, la directora del CIMA, Pilar Civeira, y el director general de la fundación la Caixa, Jaume Giró, han subrayado en rueda de prensa la importancia de la colaboración que va a hacer posible este ambicioso proyecto, que ha sido explicado por los investigadores principales, Matías Avila y Juan José Lasarte, quienes se han mostrado optimistas respecto a lograr avances como la aplicación de vacunas terapéuticas en cánceres sólidos como el hepatocalcinoma.
La gravedad de las enfermedades hepáticas es tal “que la incidencia del cáncer de hígado es casi igual a la mortalidad que se genera cada año”, según Avila, quien ha añadido que esto habla de la complejidad de estas enfermedades y de lo difícil que es abordarlas.
QUÍMICA Y LA INMUNOLOGÍA
Otro ámbito es el de tratar de desarrollar estrategias terapéuticas, con aproximaciones de la química y la inmunología.
Al abordaje a través de la inmunoterapia se ha referido Lasarte, quien ha comentado que después de muchos años de fracaso ahora se encuentra en una era dorada, ya que el descubrimiento de cómo funciona el sistema inmune permite desarrollar nuevas estrategias que en clínica están mostrando “resultados sorprendentes”, de los que todavía hay pacientes que no se benefician, por lo que quieren avanzar en ese sentido.
En esa línea se plantean desarrollar vacunas, ha indicado Lasarte, quien, tras subrayar que “históricamente han salvado millones de vida”, ha explicado que hay unas profilácticas que sirven para prevenir infecciones y otras, terapéuticas, para tratar de curar una enfermedad.
NUEVAS VACUNAS
En este proyecto van a intentar aplicar lo que están aprendiendo de cómo modular el sistema, como desarrollar nuevas vacunas terapéuticas con el objetivo de encender una respuesta antitumoral.
Otra línea de investigación está relacionada con los casos en los que el sistema inmune no es capaz de activar una respuesta. Entonces se plantea “sacar los linfocitos del paciente, expandirlos, modificarlos genéticamente para volverselos a reinfundir”.
Esto está logrando resultados “sorprendentes” en enfermedades como las hematológicas, pero no así en tumores sólidos dadas sus especiales características, por la presencia de un ambiente que dificulta la acción del sistema inmune, por lo que “entender ese microambiente es clave para que esa estrategia funcione”.
“La tercera línea es desarrollar estrategias para frenar el ambiente inmunosupresor”, según Lasarte, quien ha concluido que la combinación de estas herramientas puede ser una alternativa para el tratamiento del hepatocalcinoma.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
- Pérdida de peso (sin tratar de bajar de peso).
- Pérdida de apetito.
- Sensación de llenura tras comer poco.
- Náuseas o vómitos.
- Un agrandamiento del hígado (se siente como una masa debajo de las costillas del lado derecho).
- Un agrandamiento del bazo (se siente como una masa debajo de las costillas del lado izquierdo).
- Dolor en el abdomen o cerca del omóplato derecho.
- Hinchazón o acumulación de líquido en el abdomen y picazón.
- Coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia).
- Algunos otros síntomas pueden incluir fiebre, venas agrandadas en el abdomen que se pueden observar a través de la piel, y sangrado o moretones anormales.
CAUSAS DE TUMORES
- Altos niveles de calcio en la sangre (hipercalcemia), lo que puede causar nausea, confusión, estreñimiento, debilidad o problemas musculares.
- Bajos niveles de azúcar en la sangre (hipoglucemia), lo que puede causar cansancio o debilidad.
- Aumento del tamaño de los senos (ginecomastia) y/o reducción del tamaño de los testículos en los hombres.
- Altos niveles de glóbulos rojos (eritrocitosis), lo que puede causar enrojecimiento y sensación de rubor.
- Altos niveles de colesterol
(Agencias)
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