S.E. echa mano de todo para mantener el poder por la indulgencia del soberano que equivocado o no legitimó a Evo Morales Ayma como presidente, ¿para qué negarlo? En ese fatídico 2005, el soberano (pueblo) cansado de los abusos y arbitrariedades neoliberales que hacían y deshacían Bolivia, advirtió alguna alternativa con el MAS. La “nueva” impronta indianista fue un fiasco, pues las cosas no solo que se mantuvieron sino que empeoraron, y para ello el MAS (arribista y revisionista) “sustituyó” la lucha de clases (burguesía, clase media y obreros) referente para una lectura de la “bonanza” económica de los cerca de $ 300.000 MM, por una sociedad amorfa (léase, gente sin carácter propio) engrapados en la denominada Conalcam, que contra viento y marea no les da la gana de respetar el 21F.
Esta sociedad amorfa no se percató -en su momento- de la función de la DEA respecto al control del narcotráfico, que desde su expulsión, sigue en aumento, o al menos eso connota la Ley 906 que “confunde” al no permitir saber a ciencia cierta a dónde va la coca del Chapare. Siguió la Agencia de Cooperación Internacional (USAID), que apoyaba a ONGs que daban fuentes de trabajo a profesionales competentes. Se “simuló” un conflicto con las élites de Oriente (para paradójicamente traicionar a los “guerreros” de octubre negro de 2003 que le “brindaron” en bandeja de plata la presidencia a Evo Morales, mientras él estaba en Libia), he ahí que ahora sin rubor denota su adherencia a los enriquecidos terratenientes del Oriente (léase, la otrora Media Luna). Es más, los amorfos (de occidente) no advierten que el poder (neo aymara) exime “formas” organizativas de la Comunidad o Ayllu originario y el Sindicato Agrario, es decir, el presidente indígena denosta el ayllu como organización sociopolítica antigua; donde la “rotación de cargos” es una “ley”. El extremo de los amorfos estriba en que permiten que la Central Obrera Boliviana (COB) degenerando su acción política, ahora sea un “apéndice” del gobierno. Los amorfos del poder se olvidaron -mágicamente- de la espuria función de YPFB, que en su momento fue “fortalecida, alimentada” con los excedentes de la Comibol.
La cereza en la torta estriba en que ahora se dice que Evo Morales “nacionalizó” los hidrocarburos, cuando solo hubo una “reprogramación” de los contratos con las petroleras, permaneciendo la satrapía neoliberal, denotado con claridad por su adherencia ideológica y programática con un “capitalismo salvaje” de corte chino. Es más, la “explotación de recursos naturales en determinado territorio sujeta a un proceso de consulta libre, previa e informada es un bluf, pues la construcción de la carretera que parte en dos el Tipnis continúa, devaluando con ello el Art. 349 y el 352 de la CPE. Es más, los amorfos del poder y gobierno hacen la vista gorda cuando el 91% de las tierras cultivables de Bolivia es de propiedad de latifundistas vinculados a los partidos políticos de derecha y ahora de “izquierda”. No quepa duda, todo mundo se percata de que la impronta indianista ha mutado en un rapaz neoliberalismo. De continuar esta indiferencia; el poder seguirá burlándose del 21F/16, congraciando esa “inmoral” e inconstitucional elección de magistrados, y, agraviando el 21f/18, donde los vecinos –no la oposición- democráticamente le recordaron a “Evo Morales y Álvaro García que ya no son candidatos, ¡reflexionemos!
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).
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