Las condiciones en que se desempeña el sector privado por la ausencia de garantías efectivas para la producción, ha dado lugar a que en el país tanto la empresa mediana como la pequeña generen mayor cantidad de empleo, debido a que los empresarios prefieren hacerlo para evitar mayor contratación de personal que implica no solamente mayor costo por sueldos, salarios, reservas para beneficios sociales, aguinaldos, seguridad social y otros.
Para el empresariado mediano o pequeño lo práctico es trabajar atenido al entorno familiar que se acomoda a las circunstancias por las que pueda atravesar la empresa y, en casos de dificultades de cualquier tipo, asume las consecuencias y coopera para que la empresa resurja. Lo más temido es la acción de la burocracia gubernamental que casi siempre impone el cumplimiento de lo que cada funcionario quiere o, de lo contrario, cada empresario tendrá que atenerse a las consecuencias por no haber accedido a exigencias que generalmente son contrarias a las disposiciones legales; por otro lado, está la presión de los sindicatos que con un número mayor a los veinte trabajadores deben ser creados en cada empresa. El concepto de sindicalismo -con grandes excepciones- tiene fines equivocados en el país porque algunos dirigentes creen que el mismo debe obedecer consignas político-partidistas y, si es posible, evitar que la empresa crezca tan solo porque “se combata al capitalismo que es representante del imperio norteamericano o de quienes buscan dominios en el país”.
Los empresarios de las llamadas “empresas grandes” no se atreven a aumentos de capital y ampliación de sus instalaciones debido a las mismas razones: exigencias e imposiciones de la burocracia, de la política partidista y la ausencia de garantías plenas no solamente para garantizar la producción sino para su comercialización y hasta exportación de la producción. El fomento al contrabando y la competencia que ha creado el mismo prácticamente impide crecimiento del sector privado porque los empresarios prefieren reducir actividades no modernizando ni importando tecnología que les permita no solamente duplicar la producción sino incrementarla de tal modo que llegue hasta triplicarse y, además, sea factor de más empleo.
Estas situaciones dan lugar a que la industria mediana y pequeña no haya crecido y su producción sea mínima porque vive también soportando los contrasentidos que crea el contrabando, especialmente de la producción china que tiene costos bajos, aunque su calidad sea infinitamente ordinaria y nada durable. El público se pregunta: ¿Cómo puede crecer nuestra industria si debe soportar al contrabando, la exacción de impuestos, las trabas político-sindicales y las imposiciones menos pensadas, como es el caso del “doble aguinaldo” y gabelas o bonos que se crea al calor de las conveniencias partidistas, especialmente como instrumento electoral? Se dice, como propaganda, que el capital tiene garantías, pero la realidad demuestra lo contrario.
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