Menores abandonados en albergues

Tiene que ser preocupante el caso de niños abandonados en albergues y, en muchos aspectos, el de niños que no encuentran espacio alguno ni en esos albergues ni en los medios de adopción de menores. Los niños abandonados en puertas de domicilios, en orfelinatos o sitios “de acogida” han aumentado, especialmente debido a la permisividad sexual que se dan especialmente jóvenes que no miden las consecuencias de sus actos y dan rienda suelta a sus pasiones.

Los albergues o sitios que permiten el ingreso de niños de 0 a 6 años son varios, pero no así los jueces que tienen que estudiar y decidir adopciones; son trámites que, comparativamente con lo que ocurría hasta hace un par de años, tardan mucho y es debido, especialmente, a la falta de jueces (en La Paz hay dos juzgados y en El Alto uno solo); problemas similares se producen en todos los departamentos y mucho más en sitios donde no hay autoridad que pueda encargarse de estas situaciones (ED 19/3/18).

Quienes deciden tener relaciones sexuales sin las previsiones necesarias y llegan a concebir y tener hijos, deberían pensar en las consecuencias de sus actos y, si llega el caso del embarazo, asumir las responsabilidades debidas sin tener que recurrir, como extremo, al abandono del “fruto de sus amores”. Madres que conciben y hombres que obligan a las relaciones sexuales, no merecen consideración ni respeto alguno porque está comprobado que se trata de personas sin sentimientos ni sentido de responsabilidad, padres que, impelidos por sus deseos, muchas veces reinciden en su mal procedimiento.

Hay jóvenes que bien podrían contraer matrimonio, formar un hogar y mantener al hijo que traen al mundo, pero prefieren optar por el abandono. Al respecto, las preguntas que surgen por parte de la población son: ¿No tendrán sentimientos? Ellos, ¿habrán sido víctimas de abandono? ¿Se darán cuenta del grave daño que podrían causar a seres que no han pedido vivir para el abandono? ¿Querrían ellos estar en el lugar del hijo que abandonan?

Según el Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) para el caso de adopciones: “Antes el juez se ocupaba de todo desde el inicio del trámite hasta la finalización, ahora se debe iniciar con una pre-asignación del Sedeges; luego se envía al juzgado para dar la legalidad, se admite la demanda y, por el plazo de siete días, la visita de la pareja en el hogar donde se encuentre el niño. El proceso aún continúa debido a que luego de los informes de convivencia de los posibles padres adoptivos y el futuro adoptado, se realiza una audiencia donde se atribuye la paternidad adoptiva a la pareja, posterior a ello se realiza un seguimiento por el lapso de dos años”.

Se añade: “Todo el proceso de adopción podría durar como mínimo dos meses (tiempo variable); ‘si todo sale bien’, antes todo el proceso tenía una duración de un mes”. Las explicaciones son poco claras. Este es un problema que debería ser estudiado con inclusión de niños que se encuentran con padres en cárceles. El drama de la “niñez abandonada” no debe permanecer desatendido y, por el contrario, tener atención urgente porque se trata de vidas que merecen amor, dedicación y mucha responsabilidad.