Federico Zelada Bilbao
Sorprendió ver al Vicepresidente, todo iracundo, caracterizando a la “derecha” y a la “izquierda” frente a un auditorio de infantes del Kínder “Juancito Pinto” (!?) que, en el mejor de los casos, están empezando a escribir mamá, casa, etc.
Por supuesto, la desubicación de la autoridad no concluye ahí, entrando en su “categorización” por los que compran o no a China, pues gastar 1,78 millones de dólares en mochilas escolares (12,4 millones de bolivianos) no es igual que cargar un gasto, en su mayoría deuda externa, de un satélite de dudosa utilidad e insostenible en términos económico financieros que cuesta más de 650 millones de dólares.
Para el pago del satélite el Estado boliviano contrajo una deuda con el Banco de Desarrollo de China por un monto total de 294 millones de dólares en el año 2010 y que hasta el presente se habría amortizado únicamente 10 millones de dólares y que, según Iván Zambrana, Director General Ejecutivo de la Agencia Boliviana Espacial (ABE), se pagará en un periodo de 30 años y sin embargo, el satélite tiene una vida útil máxima de 15 años, es decir, se seguirá pagando la deuda mucho después de que el satélite se haya vuelto chatarra espacial.
Veamos lo que realmente cuesta el satélite Túpac Katari (TKSAT-1).
La fabricación del satélite, el vehículo lanzador y la construcción de las estaciones terrestres (Amachuma y La Guardia) tendría un costo de 302 millones de dólares, a ello hay que adicionar 45 millones de dólares por la póliza de seguro del primer año y los 2.500 telecentros colocados, lo que sumaría un sub total de 348 millones de dólares. A este monto se suman los costos anuales que durante su vida útil o más se debe cubrir: Póliza de seguro desde el segundo año (US$ 1,2 millones), Interés anual 2,7% más tasa libor a 6 meses 2,47% (US$ 15 millones), Mantenimiento anual (de 2 a 3 millones) y cubrir la planilla de 74 funcionarios (US$ 2,3 millones) en los 15 años de vida útil del satélite dan un gran total de 670 millones de dólares.
Si bien algunos de los montos pueden irse reduciendo en la medida que se realizan las amortizaciones y se reduce la vida útil del satélite, estas reducciones hasta el presente no parecen significativas y no se cuenta con la información al respecto.
En cambio se ha planteado que se generaría ingresos de 40 millones de dólares cada año por los servicios prestados. La realidad es otra… (ver cuadro adjunto) Como se observa, en 4 años apenas se recaudó el 11% del costo total del satélite.
Parece que el año 2016 ya llegó al techo de posibilidades de ingresos de menos de 26 millones de dólares, 14 millones menos de los 40 millones de dólares programados y si bien el gerente señala que solamente se está usando el 70% de la capacidad del satélite, entrando a su quinto año de funcionamiento, llagar al 100% de funcionamiento alcanzaría 33 millones de dólares. Como se observa hasta la fecha se estaría pagando únicamente los intereses de la deuda, cubriendo los gastos anuales de operación, seguros y otros y aportando en algo más de 9,6 millones de dólares (67 millones de bolivianos) en los dos últimos años para el pago del Bono Juancito Pinto.
Está bien, no compremos más mochilas escolares a China, pero tampoco y menos nos carguemos con una enorme deuda impagable de un satélite que resultó una estafa para la población en general y para los sectores más empobrecidos en particular.
Por todo lo anterior, y si es por monto el grado de calificación de derechistas del vicepresidente García Linera, los gobernantes del MAS serían de extrema derecha.
El autor es economista, docente titular de la UMSA y ex rector de la UPEA.
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