El camino de Jesús

Hace un par de semanas, el Gobernador de Cochabamba por su afán de “glorificar” al presidente del Estado Plurinacional y su gobierno, sentenció: “El presidente Evo y el gobierno del MAS siguen el camino de Jesús”, es decir que seguirían la doctrina cristiana, lo que ciertamente resulta contradictorio a la postura del presidente de declararse: socialista, comunista, marxista leninista, que por definición ideológica rechaza toda religión, en especial la cristiana, pues no olvidemos que los “bolcheviques”, en la extinta URSS, decretaron la “muerte de Dios”.

Además de la contradicción de principios ideológicos que anotamos líneas arriba, la línea política impresa por el gobierno del cambio en nuestro país, desde el año 2006 a la fecha, está saturada de revanchismo y odio contra los que sostienen una línea política distinta o contraria a la del gobierno, y para ello han empleado al Órgano Judicial, el Ministerio Público y todo el aparato del Estado, convertido en un mecanismo de represión, que en estos doce años ha determinado no sólo la división de los bolivianos, sino cerca de un centenar de muertes, miles de exiliados, presos sin sentencia y varias personalidades políticas fallecidas en las cárceles, como los señores Kieffer, Fortún, Bakovic y otros.

Si leemos la propuesta de gobierno ofrecida en Internet el año 2006 por el señor García Linera, nos encontramos precisamente con un programa de política del odio, con características racistas, excluyentes de las clases medias, profesionales y ex autoridades del pasado político, con declaraciones como: “nunca los k´aras volverán a gobernar”. Y ¿quiénes somos los k´aras?, somos los no indígenas, los mestizos, los blancoides, es decir la mayoría de la población del país.

No sólo la política impresa por el gobierno en esos doce años de gobierno apunta a combatir a los no indígenas, sino que arremetió contra los mismos indígenas, como en Chaparina contra los indígenas que defendían su tierra de origen y parque nacional protegido. Y en estos días reprime y persigue judicial y policialmente a los campesinos sembradores de la hoja de coca en los Yungas paceños, que han sido presentados antes de pasar ante el juzgado, muchos de ellos con heridas y maltratados físicamente, además de que algunos son de la tercera edad, lo que importa un grave atropello a sus derechos humanos, pero lo más deplorable es que estos compatriotas reprimidos, son gente humilde de origen indígena.

Aun en los tiempos más conflictivos de nuestra pasada historia, con motivo de las fiestas navideñas, de elecciones generales, etc., los gobiernos decretaban amnistía y permitían el retorno de exiliados, la liberación de los detenidos por razones políticas, etc., lo que no ha sucedido en estos doce años de régimen de gobierno populista, pues se han efectuado varias elecciones, referéndums, etc., sin amnistiar a los reprimidos por el poder.

Seguramente el gobernador de Cochabamba y, por supuesto, la gente de gobierno no conocen la doctrina cristiana predicada por el mismo Cristo, que es una doctrina de amor al prójimo (ama a tu prójimo como a ti mismo), el perdón (no juzguéis, perdonad), la renuncia a los bienes materiales (es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que entre un rico al reino de los cielos), pero fundamentalmente la renuncia al poder (mi reino no es de este mundo), en resumen: “vivir para los demás”, doctrina de amor muy alejada de la practicada por el grupo de gobierno.

La doctrina cristiana está considerada como una de las más excelsas del pensamiento de la humanidad, porque está contenida en los más altos valores humanos, y desde los tiempos del mismo Cristo, no ha habido otra doctrina política, religiosa, moral, etc., que sea más sólida en la búsqueda del bien del individuo, y por eso hace más de dos mil años, sigue vigente y seguramente lo estará mientras el hombre esté en este planeta.

El autor es abogado y politólogo.