En Bolivia
La palabra populismo, aunque de origen centenario, ha adquirido en Bolivia un uso relativamente reciente, como resultado de la situación política que registra el país. Sin embargo, en su uso corriente, con más frecuencia, esta palabra es considerada como un concepto denigrante, un insulto, y no como una palabra con contenido económico, que es el que se le debe dar, para su mejor utilización.
En el uso habitual, se considera que es populismo el caos, el desorden, el populacherismo, la corrupción, etc., noción que si bien en la realidad sería cierta, no denota exactamente lo que significa, porque en realidad el populismo es peor de lo que aparenta, pues el verdadero concepto de populismo tiene otro contenido, uno económico.
El populismo revolucionario nació como corriente política progresista que luchaba para establecer el socialismo, evitando el desarrollo del capitalismo y, entonces, establecer sobre los saldos de aquella antiquísima comunidad el soñado socialismo. Pero ese populismo de izquierda duró poco y se volvió populismo de derecha al olvidar su “ideología” y mirando hacia atrás, desarrollar el “socialismo comunitario”, sobre el descompuesto sistema de comunidades de hace diez mil años y ya totalmente superado, sin saltar la etapa capitalista, en acuerdo, además, con la extrema derecha feudal y, por supuesto, no para sus cacareados fines socialistas, sino para desarrollar una economía salvaje, echando por la borda toda su antigua prédica socialista y democrática, llamándose, al mismo tiempo, “revolucionario”.
En esa forma, el populismo de izquierda se convirtió, sin el menor empacho, en populismo de derecha y hasta de extrema derecha, aunque autotitulándose de “izquierda” y calificando a las verdaderas fuerzas progresistas como de derecha. Este populismo resultó no solo un engaño, sino, en forma concreta, un programa contrario al socialismo, una elucubración subjetiva. No solo postula esos objetivos sino que, por su tendencia de extrema derecha, lucha por retornar a la noche de los tiempos, donde no existían la rueda, las máquinas, el Estado; imperaba el poder de los sátrapas; solamente existía el trueque, se desconocía la propiedad, no había aparecido el dinero, etc. Quiere hacer marchar la sociedad contra el sentido del reloj de la historia
El populismo es, pues, la derecha en Bolivia y en el mundo. No sabe si va a establecer el socialismo, el capitalismo o el comunitarismo, ni nada. Mira a todos lados y a ninguno va. Se parece a la mujer de Lot que, por mirar hacia atrás, se convirtió en una estatua de sal.
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