Una carrera sin igual y que cada vez crece más es la Prueba Pedestre El Diario, que ayer mostró cuanta convocatoria tiene en la afición paceña y nacional.
Algunos estuvieron a las 6 de la mañana y otros llegaron contra el tiempo y tuvieron que partir directo, se trata de atletas hombres y mujeres de distintas categoría, que le dieron el realce necesario a la carrera en ruta o prueba pedestre de El Diario, versión 45, que se desarrolló ayer por las calles de La Paz por el 114 aniversario de este casa periodística.
Los atletas coparon las calle de la Colombia, Loayza, El Prado y la Mariscal Santa Cruz, realizando el calentamiento y posteriormente ante el sonido de la chicharra de partida estuvieron en dirección de los 13.300 kilómetros de distancia que tiene tradicional y gigante carrera, que cada año va de subida en el número de participantes.
La prueba pedestre de El Diario, es la prueba central del programa anual de competencias en ruta, primero porque es la que agrupa el mayor número de atletas y es gratuita, segundo por ser la competencia inicial del año y mueve a mucha gente en la organización.
La competencia más veterana de la comunidad paceña y del país es una ruta entre subidas y bajadas y muy poco planos, los deportistas sortearon amplias curvas, superficie asfaltada y muy poco desnivel que recorre el centro y une a los barrios más íconos como El Rosario, Sopocachi, San Jorge, Miraflores.
Los corredores iniciaron su desplazamiento tras la señal de salida desde una posición estática. A partir de ese momento, el atleta transitó por una fase de resistencia y aceleración más o menos larga hasta que alcanza el ritmo de desplazamiento que necesita para cubrir la distancia en el mejor tiempo posible.
No es posible alcanzar el ritmo de competición ideal, debido a que los atletas empiezan de subida y lo único que puede hacerse es mantener el ritmo de la exigencia para luego bajar, lo que siempre acarrea una forma de fatiga, de ahí que la resistencia fue un componente fundamental para subir la Mariscal Santa Cruz, Montes, puente Perú hasta llegar a la Estación y embalar la Manco Kapac y la plaza Eguino, sin embargo el panorama cambia y el frío azota en la calle Murillo, ya que el sol a esas horas del paso de atletas no llega de manera plena.
POR LA COLOMBIA
Ya por la calle Colombia de subida el nivel de fatiga del individuo es excesivo, se refleja en un descenso de su velocidad, a pesar de su lucha personal por mantener el máximo nivel de trabajo hasta el final, por lo que en todas estas competiciones existe una fase de resistencia en la que la técnica de movimientos es menos enérgica y fluida, pero el panorama cambia desde la plaza de San Pedro e ingresando a la 20 de Octubre e incluso favorece mucho la amplitud de la avenida, es donde los atletas logran acortar la distancia con los punteros.
La plaza Eduardo Abaroa es el lugar de transición, ya que se viene la última bajada hasta el puente de la Américas, incluida la plaza Santa Isabel, que al final es un “toquesito” de un lugar paradisiaco de la ciudad. De repente los corredores se frenan, ya que el grado de dificultad se complica, pues la subida del puente anuncia que a partir de ahí se complica el trajín de los competidores.
Hasta la entrada a la Avenida Busch, la ruta pone a prueba a los atletas, que sin bien la pendiente hasta el parque triangular no es tan pronunciado, y en cuestión de minutos se encuentra flanqueado en medio de edificios y esta el gran desafío por llegar hasta la plaza Villarroel, compensado por el paisajismo y la amplitud de la avenida, pero que llegado el momento es implacable, ya que en la medida que avanza el atleta siente que está mermando su resistencia y se hace largo el trayecto.
Hasta aquí los corredores realizan un sostenimiento lento y tedioso que efectivamente superan y donde comienza la lucha entre la resistencia y la fatiga, más de uno tuvo que superar algún calambre y entre ellos se alentaban “jale…jale…jale”.
Mario Daza
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