La Seguridad Social tiene una importancia infinita y es de gran utilidad cuando se la sabe aplicar en todos sus niveles. Después de promulgado el Código de Seguridad Social, el 14 de diciembre de 1956 y su Reglamento, mediante Resolución Suprema Nº 5.315 de 30 de septiembre de 1959, estos documentos han sufrido grandes y graves transformaciones, cuando poco a poco y por presiones de la empresa privada se empezó a modificar las primas, las mismas que, indudablemente, atacaron más a los intereses de los trabajadores del país y favorecieron a las empresas, que se liberaron de las cotizaciones determinadas originalmente y por ende aumentar sin ganancias.
El Código reconocido en casi todo el mundo como uno de los mejores de Latinoamérica, por las bondades y justicia respecto a los aportantes, fue vapuleado con decretos que iban eliminando los beneficios, es así que los subsidios originales fueron desapareciendo y por lógica se mantuvieron unos cuantos que todavía hoy son entregados a los interesados.
Ahora trataremos el artículo 5º del Código, Inciso b), que crea la Caja de Seguro Social Militar, que desenvolverá sus actividades con todos los regímenes del Seguro Social Obligatorio y de Asignaciones Familiares.
Sensiblemente, nadie se preocupó por el tema y tuvieron que pasar 18 años para que el gobierno del Gral. Banzer promulgue el Decreto Ley Nº 11.901, de 21 de octubre de 1974; lo interesante del documento es que cubría todos los riesgos y además tenía beneficios extraordinarios, que protegían ampliamente a los asegurados y sus familias.
Una vez en vigencia la creación, empezaron los problemas, donde generales, jefes y oficiales no estaban de acuerdo con la prima del 16% laboral, que señalaba el artículo 157º y por presiones de los mismos fue reducido a 12%, primer problema.
Segundo problema, deducción del 8% sobre los pagos globales y en el ingreso de todos los niveles para recibir los beneficios, aun sin que hubieren aportado y la aplicación del artículo 216º para una reducción del 4% sobre el último salario, para el pago del capital asegurado.
Por otra parte, la quiebra del banco militar que crearon sin tener estudios correctos y la pérdida de $us. 42.000.000, gracias a que nadie se ocupó de velar por las reservas de la entidad en la gran devaluación, que destruyó completamente su economía.
Sin embargo, mediante DS Nº 17.343, de 21 de abril de 1980, la Sra. Lidia Gueiler, presidente de la República de esa época, dispuso el incremento de 10%, al anterior aporte que era del 8%, haciendo un total del 18% como aporte del Estado, para cubrir el pago de beneficios al sector pasivo castrense, anterior a 1974, y a los jubilados militares Beneméritos de la Patria y los derecho habientes. Esta medida fue de equilibrio por la gran carga que se obtuvo cuando todos aquellos militares defensores de la Patria no tenían cobertura y menos aportes para percibir beneficios.
Sin embargo, el ministro de Defensa Revollo dispuso reducir la cotización del Estado solo al 1%, hecho que facilitó la cuasi destrucción de la entidad, donde el Alto Mando y menos las autoridades de Cossmil hacen algo para salvar el sistema de aportes.
Todo, además, está sujeto a la mala administración, que durante toda la existencia de la entidad, ha tenido constantes cambios, algunas veces gerentes cada tres meses y algo que debe estudiarse con mucha calma que viene de más arriba, es que las autoridades deben olvidarse de que Cossmil es una unidad militar, donde se destina a miembros activos, que la mayor parte de las veces solo hacen gala de sus grados, en desmedro de la jerarquía militar.
Para colmo de males, el mando acepta ingresar a la capitalización individual, metiendo en una bolsa al sector militar, un hecho sin precedentes que produce la desintegración de una entidad que podía ser un ejemplo de economía y de servicio hacia sus afiliados.
Con esta pequeña relación de hechos que poco a poco van destruyendo los intereses de sus aportantes, creo que es mi deber, como ciudadano que tiene apego a las FFAA, pedir a quienes están dirigiendo Cossmil, que sean conscientes, y no solo se basen en elevar aportes para salvar los beneficios, sino pensar en cómo se puede crear medios sin dañar los ingresos de los jubilados, y por qué no decirlo, también de los activos que mañana serán pasivos
Hay que hacer hincapié en el sector activo, cuyos integrantes no se quieren enterar de los problemas que les recaerán a futuro y, dicho sea de paso, aceptan imposiciones para elevar los aportes, con esa política en poco tiempo tendrán que aportar casi todo su salario para obtener uno de los pocos beneficios que le quedan a Cossmil para sus asegurados.
Es necesario que unan esfuerzos ambos sectores para salvar su último beneficio.
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