“Una mujer superior en elecciones no vota, y vota el pillo peor; (permitidme que me asombre) con sólo saber firmar puede votar un idiota, porque es hombre”, reitera, en “Nacer Hombre”, la poetisa cochabambina Adela Zamudio (1).
El inadmisible menosprecio a la mujer, en política, que refiere con tanta pasión la “Alondra del Tunari”, ha sido superado, en consonancia con medidas reformistas, asumidas acá y allí, gracias a la democracia, a la libertad y la justicia.
Hoy prima la igualdad de géneros, conquista que le permite a la mujer elegir y también ser elegida. Por ello, pese a ser considerada por algunos desubicados como la simple “cara bonita”, juega un rol protagónico en la historia, de la región y del mundo. Contribuye al desarrollo y bienestar social, desde diversas actividades, públicas y privadas. La “cara bonita” genera economía y no vive a costillas de ciertos elementos graciosos.
Hemos tenido distinguidas mujeres al frente de diferentes gobiernos. Si lo hicieron bien o mal, si fueron salpicadas o no por la corrupción, es tema de análisis y tendremos mayores elementos de juicio más adelante. Ahora no es el momento de calificarlas o descalificarlas.
Entre tanto reiteramos que sólo la democracia, la libertad y la justicia de los países que gozan de una convivencia civilizada, harán posible la profundización de esta realidad, que es un valioso avance hacia metas modernas.
En este marco, democracia, libertad y justicia representan el patrimonio latinoamericano, conquistado en duras e históricas jornadas de confrontación social. No ha sido una concesión gratuita ni milagro el que se haya obtenido la liberación política incluyente, por el bien común. Y no habrá fuerza que lo detenga en su recorrido hacia un futuro más llevadero.
Hoy la mujer tiene derechos adquiridos y deberes bien definidos. Los tiempos de la servidumbre pasaron a la historia. La humillación ya no tiene sentido. La responsabilidad compartida de hombre y mujer corre de manera inevitable.
La mujer ya no es objeto ni adorno y menos la “cara bonita” como sugieren ciertas mentes envilecidas. Mujer, bonita o no, de estatura elevada o no, sabe del sacrificio y por lo tanto sabe contribuir al bienestar de su familia, colectividad y Patria.
Quienes piensan y actúan de modo diferente, a este respecto, estarían incurriendo en una aberración. Estarían alentando actitudes machistas que no condicen con nuestros tiempos. Estarían yendo contra la corriente que marca la democracia, la libertad y la justicia.
En suma: los derechos logrados por la mujer son irreversibles.
(1) Adela Zamudio: “Ráfagas” (Poesías). París, Librería Paul Ollendorff, sin año, pág. 34.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |