Nelly Cortez
*La destacada maestra dejó la dirección del Centro Cultural Alfredo Domínguez después de “37 años de trabajo a todo pulmón”.
“Es importante dar paso a las nuevas generaciones, hace un año que tomé la decisión y, bueno, ha llegado el momento… hay que dejar que los jóvenes tengan nuevas opciones y crezcan profesionalmente”, afirmó la maestra Nelly Cortez a pocos días de su alejamiento de la dirección de la entidad que creó hace más de tres décadas y media, tiempo en el que formó a varias generaciones de bailarines y bailarinas.
LG: ¿QUÉ LE MOTIVÓ A DEJAR LA DIRECCIÓN DEL CENTRO CULTURAL ALFREDO DOMÍNGUEZ?
N: Llega un momento donde una se satura con la actividad y todo lo demás y ahí es donde es necesario hacer cambios, dar paso a nuevos talentos. Hay gente que está formada en el centro y hay que darle la oportunidad y en la medida que me necesiten estaré ahí para apoyarlos, ayudarlos a seguir en el camino, en el sentido de que el centro siga avanzando.
LG: ¿QUIÉN SE QUEDA A CARGO?
N: Se queda el profesor Rodrigo Moscoso Cortez, quien es mi sobrino y es profesor de danza en el colegio San Ignacio. Es una persona que está entregada a la danza, que ama la danza. Él es nuestro director artístico hace diez años, entonces dejo el centro en muy buenas manos (sonríe).
LG: ¿CUÁL FUE SU MAYOR LOGRO AL FRENTE DEL CENTRO CULTURAL?
N: Sin duda, la permanencia durante 37 años de la institución que no recibe apoyo estatal. Hemos conseguido algunos auspicios, pero en general fueron 37 años de trabajo a todo pulmón, nunca vi a la danza como negocio.
LG: ¿CUÁL ES LA FORTALEZA DEL CENTRO CULTURAL ALFREDO DOMÍNGUEZ?
N: La parte expresiva, recuerdo que en algún momento el decano de la Universidad Técnica de Oruro, cuando llevamos por primera vez la obra “Vida, pasión y muerte” de Juan Cutipa, de Alfredo Domínguez, escenificada, me preguntó algo muy interesante y que también llenó mi vida: ¿Dónde había estudiado mimo? Eso me marcó y me dio a entender que el camino que había escogido era el bueno. Entonces la parte expresiva es lo que se exige a todos los bailarines, desde los chiquitines hasta los mayores.
LG: ¿QUÉ SE VIENE AHORA EN LA VIDA DE NELLY CORTEZ?
N: Dejo la dirección, pero no la danza, voy a seguir con el curso para adultos mayores y será hasta que ya no pueda bailar.
“LLEVO 53 AÑOS DE HABER PISADO EL TEATRO MUNICIPAL BAILANDO”
Para la maestra Nelly Cortez la danza es su vida, pues bailó desde que estaba en kínder. “Llevo 53 años de haber pisado el Teatro Municipal bailando. Estuve dos años en el ballet que era en ese momento Anna Pávlova, con el profesor Augusto Vásquez Saavedra. Luego paso al Ballet Oficial a cargo de Chelita Urquidi. Después tomé clases particulares con Melva Zarate, que fue por muchos años una de las mejores maestras en clásico que tuvo Bolivia. Luego se volvió a reabrir el ballet en manos del maestro Manuel Acosta, ahí estuve unos 4 a 5 años y con toda la técnica que adquirí llegué a ser la primera bailarina del Ballet Folclórico Nacional. Posteriormente sentí que había llegado la hora de seguir creciendo y fundé el Centro Cultural Alfredo Domínguez junto con dos grupos musicales: Tiempo nuevo y Mallku de los Andes”, recuerda.
Respecto al nombre de la entidad, Cortez cuenta que los grupos musicales tenían mucha admiración por Alfredo Domínguez, que había muerto un año antes, y ahí sugirieron el nombre para que no se perdiera en el tiempo. “Ellos iban a hacer los temas de recuperación de Domínguez y de esa manera solicité el permiso a mi hermana, que es la viuda de Alfredo Domínguez, quien nos dio el aval para que se llamara Centro Cultural Alfredo Domínguez. Lastimosamente no se llegó a concretar la parte musical, ya que los grupos se deshicieron, pero nosotros continuamos con el trabajo”, expresó.
“ME REALICÉ COMO COREÓGRAFA Y DIRECTORA”
Nelly Teresa Cortez Flores nació el 19 de enero en Uyuni, Potosí, pero se crio en la ciudad de La Paz, por lo que confiesa ser “una paceña de corazón”.
Es maestra de educación física y pedagoga. Su virtud es la perseverancia y su defecto ser demasiado confiada. Hoy dice que de alguna manera se siente realizada. “Uno nunca termina de realizarse, siempre quedan cosas pendientes, pero me realicé como coreógrafa, como directora, la danza me ha permitido escribir, he podido conocer varios lugares del mundo y compartir diversas culturas, así que por todo ello creo que la danza me ha enriquecido”, dice.