Paraguay vivió ayer la última jornada de reflexión antes de la cita electoral de hoy, en la que unos cuatro millones de paraguayos están llamados a elegir al nuevo presidente del país, un duelo entre el oficialista Mario Abdo Benítez y el liberal Efraín Alegre.
La jornada, en la que está prohibido hacer proselitismo o difundir propaganda política, transcurrió de acuerdo con esas premisas, aunque la campaña electoral ha sido considerada como una de las más frías y apática desde la caída de la dictadura, en 1989.
Según los analistas, el electorado transmite cierto desencanto ante un escenario que durante esta legislatura, presidida por Horacio Cartes, del Partido Colorado, ha estado sacudida por los escándalos de corrupción política y de tráfico de influencias en el Poder Judicial.